El ego superlativo

Iniciado por *MarKuf*, 19 Octubre 2008, 18:08:23

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*MarKuf*

Esto tiene tema ........... el olvidado prince y este se llama periodista jajajaajjaja







El ego superlativo

         






nieves B. JIMÉNEZ

Quiero decirles por favor, no enviad más cartas de seguidores a ninguna dirección. Nada se firmará después del 20 de octubre. Si esa es la fecha que figura en el sobre, será tirado". Estas son las tajantes palabras que el ex batería de Los Beatles dirigió el otro día a sus fans de todo el mundo escondido tras unas gafas oscuras de sol. "Estoy advirtiendo con paz y amor que tengo mucho que hacer. Así que no más correspondencia, gracias, gracias, y ningún objeto para ser firmado. Nada. Bueno, paz y amor, paz y amor", terminó diciendo el ex Beatle, de 68 años en su página web, www.ringostarr.com.
A ver, este segundo párrafo del comunicado es el que más miedo da. Sólo le ha faltado decir: "Este mensaje se autodestruirá dentro de cinco segundos, atente a las consecuencias, querido". Claro que, después de lo de "te estoy advirtiendo con paz y amor", lo primero que te provoca es ir corriendo el lunes al buzón y hacerle llegar unas cuantas cartas y ver ese paz y amor por donde le sale. Si no fuera porque este hombre está ya de vuelta de todo cualquiera pensaría que le ha dado un ataque de esos que abundan de egocentrismo, soberbia y divismo. En definitiva, como diría García Márquez, El coronel -o el Sargent Pepper's, como gusten- ya no tiene quien le escriba. Recordemos otras 'magníficas' reacciones 'divinas' como la que llevaban las actrices Joan Crawford y Bette Davis. Durante el rodaje de una de las escenas de ¿Qué fue de Baby Jane?, la Davis golpeó con tal fuerza a la Crawford que le produjo una brecha que necesitó de tres puntos de sutura. Pero estas divas no nacieron siéndolo. En sus comienzos, Bette Davis publicó un anuncio en el New York Times buscando trabajo; al poco fue contratada para el papel de Margot en Eva al desnudo. Todo un mensaje de 'eh, tú, pon los pies en la tierra'.
Hubo un tiempo en que los que eran considerados divos/as eran los cantantes de ópera. Así lo reconocían los puristas del 'bel canto' debido a su imponente presencia en el escenario y por su polivalencia y maestría en sus cuerdas vocales unido a la querencia de muchos a exigir caprichos más propios de adolescentes. Diosas de fama superlativa, definían en el diccionario. Por otro lado, el diccionario define también el término divo como soberbio, arrogante o presuntuoso refiriéndose, como digo, a los excesos típicos del divo. Muy a su favor prefiero quedarme con la definición que cuenta que son aquellos artistas que tienen el don, pero buscan nuevos caminos, nuevas formas de salida al mundo clásico. Muchos de estos terminan ahogándose en su propio ego -y para nada me estoy acordando de Fernando Alonso-. Algunos ejemplos serían Michael Jackson o el olvidado Prince. Dicen que Prince ha perdido tanto el norte de sus composiciones que se dedica de vez en cuando a llamar a las puertas de sus vecinos para hablar de Dios. De ahí que estos excesos de la mente humana me lleven a pensar en la hybris griega. El término podría traducirse por 'desmesura'; para la época era la fuerza contraria al equilibrio que debían buscar tanto el individuo como la sociedad. Suerte que no todos suben a la gloria como si estuvieran en una montaña rusa sin control; cuando premiaron con un Óscar a Humphrey Bogart por La Reina de África, comentó humildemente: "Hay un largo camino desde el Congo Belga hasta el escenario de este teatro. Nadie hace nada solo". Asimismo, en otra ocasión, la 'grande' Sofía Loren contestó lo siguiente a la pregunta de cómo lograba separar ser diva, madre y ama de casa: "Se logra, se logra. Sólo hace falta seguir los latidos del alma, nuestras emociones".