Regalo de "cumpleaños" para PRiNCe_

Iniciado por DMSR, 29 Marzo 2005, 05:43:26

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DMSR

Hola, PRiNCe_, hace días comenté por algún sitio de este Foro que estaba en deuda contigo porque tú me hiciste un inesperado regalo de cumpleaños. Lo dije al hilo de que tú me pedías que escribiera algo inédito, algo 'trabajado' y nuevo. Bien, debes saber que para corresponder a tu regalo me puse manos a la obra, y rescaté de algún sitio una antigua carta que he reescrito para exponer aquí el trabajo. He quitado algunas cosas y he añadido otras. Al resultado final le ha quedado mucho de historia real y algo de ficción literaria; dejo a la imaginación de quienes lo lean repartir los porcentajes.

Como es un poco largo, he decidido "publicarlo" en cinco fascículos. Hoy empiezo y mañana y siguientes iré editando y añadiendo un nuevo trozo. Es para darle un poco de intríngulis  ::)

Algunos foreros saben que he buscado como un loco una frase que en cierta ocasión leí o escuché, y que mi memoria atribuye a BB King, aunque no puedo asegurarlo. No la he encontrado  :-/.  La buscaba para usarla como cabecera del relato, pero no importa, sea de quien sea la frase, si es que alguien la dijo en alguna ocasión, mi memoria la recuerda así:

"El blues nació el primer día en que se encontraron un hombre y una mujer".

PRiNCe_, espero sinceramente que disfrutes con MI regalo:


BLUES


Fue tan breve, tan poco pasional... Nada eléctrico. ¿Decepcionante? Sí, creo que sí. Yo no sé qué esperaba, pero el momento de besar por primera vez a una chica que me gusta ha supuesto siempre una excitante explosión de sensaciones dentro de mi cabeza, y en esta ocasión la única sensación que me sobrevino fue la de estar besando una flor, o una fotografía; algo bello pero inanimado, en definitiva. Extraño, sus labios eran suaves, suaves y finos, y sin embargo esos labios que tanto tiempo había anhelado besar no fueron capaces de revolucionarme los circuitos de la cabeza a los pies. "Lo habíamos imaginado ya demasiadas veces como para que fuera especial", brotaron las palabras de esos mismos labios.


¿Recuerdas estas frases, XX? Cómo olvidarlas, ¿verdad? ¡Cuántas veces te hablé de ella! De su presencia y de su ausencia. Han pasado más de tres años desde que con este mismo párrafo introduje a MK en nuestro recíproco universo postal. Flashback. MK, la amiga de la que tanto aprendí, la mujer que supo elevar esa amistad al sublime grado del deseo. MK, una persona única en mi vida, que desapareció casi misteriosamente sin dejar más rastro que los recuerdos, como el regusto que perdura de un sueño al despertar, en esos deliciosos instantes en que dudas entre la realidad y la ficción. Hoy vuelvo a vivir con la certeza de que todo aquello ocurrió en este mundo. Todo fue real, XX, todo, aunque el torturador teléfono no volviera a sonar. Flashback.

Sé que últimamente me encuentro en un estado anímico bastante impresionable. Sobre todo ello voy a intentar escribir a partir de este momento... Y quiero empezar expresando que cuando ayer recibí y leí tu carta causó en mí un impacto notable, porque debido a los sucesos que ahora conocerás, en los últimos días mi mente trabajaba en temas equivalentes a los que desgranas en tu escrito, que agradezco como siempre. No me siento especialmente inspirado pero, si consigo centrarme, es posible que cuando termines de leer esta carta tú también hayas encontrado la respuesta para algunas de tus inquietudes respecto a los recuerdos y añoranzas, respecto a las personas que ya no están aquí, a la indudable conexión entre pasado y futuro; yo aún diría más: presente Y pasado Y futuro. Hoy es jueves. El viernes de la semana pasada yo encontré, sin la dificultad de perder el tiempo buscando, la respuesta a muchas de mis preguntas. Una gran respuesta, que se me reveló (qué bello capricho del destino -¿he dicho destino?-) en los ojos de una mujer reflejados en un espejo.

Mi entorno social está en un punto de inflexión, he dejado atrás algunas personas y estoy explorando caminos distintos, nuevas amistades. Ya te hablé de algunos de estos amigos, de quienes probablemente seguirás conociendo vivencias. Sin duda, entre ellos he encontrado alguien claramente afín, alguien llamado a ser importante, aunque aún pueda parecer pronto para expresarlo con esta contundencia. Me refiero a Jon, ya te lo "presenté" en mi anterior carta. Puedo añadir que a día de hoy sólo le he encontrado virtudes.

Una particularidad de Jon, responsable en parte de nuestro acercamiento, es que le gusta el Blues, la música Blues. También es la única persona que he conocido que se ha sentido atraída y se ha mostrado respetuosa con mi ya muy personal fijación por la música de ese fenómeno llamado Prince. Con Jon se puede hablar, y sus palabras saben buscar dentro de ti, insisto en que me parece un tipo admirable. Días después de haber sido presentados se acercó a mí y me dijo que alguien le había contado que yo era fan de Prince. Me preguntó entre otras cosas si le había visto en directo, y si era cierto lo que había leído en varios sitios: que Prince en concierto es incomparable. Yo, que cuando no tengo confianza con quien tengo enfrente soy impenetrablemente opaco, me entusiasmaba escuchando su interrogatorio, aunque disimulé mis ganas de atosigarle con una soflama y me limité a breves respuestas afirmativas.

A aquella conversación ya le han seguido varias. Jon y yo compartimos esa "cosa negra", ese algo que musicalmente a él le ha llevado hasta el Blues y el Jazz, y a mí me ha decantado hacia el Funk y el Soul. Ambos compartimos además una intensa mística por los mágicos sonidos que algunos elegidos consiguen extraer de una guitarra eléctrica. Me temo que Jon, como tú y como yo, es otro tonto que también cree en el amor.

Hace tres semanas nos reunimos cuatro amigos para tomar unas cervezas después de cenar, para charlar, para seguir conociéndonos. Supongo que me lo estaba pasando bien o quizá la cerveza tuvo parte de culpa, pero surgieron algunos temas personales y, de pronto, me encontré contando a viva voz sucesos sentimentales de mi memoria reciente. Historias tristes que tú ya conoces, da igual cuáles. Curiosamente (aunque no me sorprendo) me sentía muy cómodo desnudando intimidades ante unos conocidos recién llegados a mi biografía. Esto me hace pensar que algo está cambiando en mi cabeza, y para serte sincero: me gusta el cambio.

Jose me seguía bastante bien, aunque se sorprendía de los finales y de la minuciosa calidad de la narración. A Alberto todo le hace más o menos gracia, es un niño grande. Pero Jon tartamudeaba, no daba crédito a lo que oía, no se podía creer que fuera capaz de contar historias teóricamente tan dolorosas con esa naturalidad y ese lujo de detalles. "Tú... tú no tienes corazón", "tú con una guitarra harías cosas increíbles", balbuceaba Jon con la mandíbula desencajada, mientras los demás nos partíamos de la risa con su reacción. No se recuperó. Nos despedimos hacia las cuatro de la mañana y Jon se separó del grupo susurrando: "Voy a ponerme ahora mismo mi disco favorito de Blues".

El siguiente fin de semana Jon grabó y me regaló una cinta con temas en directo de sus intérpretes favoritos de Blues. Correspondía así a la que yo me había apresurado a grabarle tras la conversación que te he descrito antes, con la que traté de convencerle (¡y lo he conseguido!) de que Prince, sobre un escenario y con una guitarra entre las manos, es capaz de estar a la altura de sus monstruos sagrados del Blues, y que, efectivamente, deja para los conciertos una enorme parcela de su talento que –ignoro por qué- no suele llegar a sus discos oficiales.

El Blues (esto no lo he descubierto precisamente ahora) puede ser brutal, demoledor, desgarrador. Seguramente por eso me gusta más como recurso que como estilo; bastante triste es la vida en ocasiones como para andar buscando añadidos que te remuevan las tripas. Sin embargo, presté mucha atención a esas canciones que me había regalado Jon. Al personificar la escucha en él y en nuestra incipiente amistad le di varias vueltas a esa cinta. Y escuchándola, mi cabeza dibujó muchísimas cosas. Pensaba en Jon y su aparente sensibilidad, pensaba en cómo se sorprendía oyéndome contar con una sonrisa en la boca historias que a otros les romperían la garganta, pensé en mí y en mi pasado, pensé mucho... ¡Y me salió una desconocida vena lírica! ¿Qué te parece, XX? De repente me descubrí a mí mismo escribiendo historietas, pseudopoesía, párrafos parecidos a lo que podría ser la letra de una canción.

Y escribiendo frases casi al azar descubrí que no necesitaba estar de mal humor para escribir textos deprimentes, ni tener el mejor día de mi vida para escribir textos hilarantes. Comprobé que todo aquello estaba dentro de mí, que mi pasado, mi presente y buena parte de la proyección que yo haga hacia el futuro se encuentran en mí. Yo soy la biblioteca y el bibliotecario. Flashback. Tú dices que te resulta difícil escapar de algunos recuerdos... Yo te digo que cada uno es como es, pero creo que no sólo es difícil, es imposible, porque esos recuerdos son parte de ti, y es más, tú mismo eres esos recuerdos, nadie tiene eso en su cabeza excepto tú, nadie ha vivido eso excepto tú. Flashback.

...Sí, escribí inspirándome en Jon, en su fragilidad, en la confianza que había depositado en mí como hipotético cantante de Blues. A veces he bromeado con él diciendo que voy a hacer unos cursos acelerados de guitarra y piano para poder cantar Blues y Soul...

Cuando encuentras sin buscar y cuando buscas sin encontrar, es difícil discernir entre casualidad y causalidad. La vida es una intensa suma de días, pero sería absurdo valorar cada uno de ellos como un simple número que nos deja siempre el mismo bagaje. ¿Qué porcentaje de casualidad tiene el destino? Si no son lo mismo, ¿son conceptos opuestos o complementarios? No aspiro a saber tanto, prefiero mi humilde condición humana para la que siempre quedan dudas que dan vueltas, en la que siempre queda un margen para la pelea. Y sin embargo, mi querida XX, el Blues, el Soul, el Rock, el Funk, el Jazz y toda la música que tú quieras se orquestó en mi mundo el pasado viernes, y muchas preguntas hallaron sus respuestas.

Había sido un día normal del mes de mayo, con ese calorcito que nos acerca al verano, ahora que hemos olvidado el invierno. La jornada de trabajo había sido tranquila, y nos juntamos unos cuantos en la pista de Atletismo para ir a cenar a la Parte Vieja. Éramos cinco: Aitor, Jose, Alberto, Jon y yo. Yo me sentía radiante, con unas fenomenales ganas de divertirme, con toda la intención de contagiar a mis amigos si fuera necesario. Pero la noche, antes incluso de llegar a la Parte Vieja, se desfiguró.

Íbamos en el coche de Jon, y cuando lo detuvo para aparcarlo marcha atrás, Alberto cometió la estupidez de abrir la puerta trasera sin mirar y se estrelló contra ella una chica que venía en moto. Algo que pudo ser realmente grave quedó tan sólo en un gran sobresalto, porque –milagrosamente- a la chica no le ocurrió nada a pesar del enorme trompazo, y a su moto tampoco. Fue la puerta del coche la que se llevó la peor parte, acabó hecha un siete. Cuando nos recompusimos, tomamos la decisión de que tras la cena teníamos que alargar la velada. Sería la mejor forma de sacudirnos el susto del cuerpo.

Al llegar a un bar saqué mi cartera del bolsillo de la chaqueta para pagar unas consumiciones. Iba a guardarla, cuando Alberto me la cogió para salsear, con uno de esos gestos fisgones que todos hemos hecho alguna vez. En uno de los clasificadores transparentes tiene su sitio desde hace tres años y medio una estampa de la Virgen que MK me regaló con una oración que ella había escrito al dorso. Encima de la imagen suelo llevar unos sellos y algún papelito con notas, por lo que no se aprecia bien qué se esconde debajo. Alberto debió creer que era la fotografía de alguna chica desnuda o algo parecido, y quiso sacarla para verla en condiciones. Yo me di cuenta de su interés, y me hizo gracia porque intuía el chasco y la sorpresa que se iba a llevar cuando descubriera que en vez de un calendario de camión tenía en la mano a la Virgen María. Y así fue. Jose estaba en la barra, pero Aitor y Jon se rieron a gusto con la cara que se le puso a Alberto. No dudé en explicar lo que era y, mientras Aitor leía absorto la oración, les conté que esa era una estampa que me había regalado una amiga del pasado extremadamente especial en mi biografía y que, por tanto, permanecería en mi cartera hasta que se caiga a pedazos. Tras recolocarla cuidadosamente en su sitio, volví a guardar la cartera en el bolsillo del pecho izquierdo e insistí, haciendo algo de teatrillo pero paladeando cada palabra con la dulzura que me evocaba cada recuerdo: "¿Veis? A esta chica la llevo y la llevaré siempre en mi corazoncito". Nadie, excepto MK y yo, había tocado nunca esa postal.

Algunas rondas más tarde nos encontramos con la que resultó ser una ex novia de Jon, que acababa de llegar de Londres, donde trabaja y adonde volvía cuarenta y ocho horas después. Estaba con una amiga, y les propusimos que se quedaran con nosotros, pero prefirieron seguir su camino. Yo aún no conozco mucho a Jon, ni siquiera sé cuáles son los entresijos de su relación con esa chica, pero sí noté que el encuentro no le había dejado indiferente. La Parte Vieja te lleva normalmente por los mismos sitios, y volvimos a coincidir con ellas. Jon y su ex novia charlaron un buen rato, mientras los demás procurábamos que su amiga no se aburriera. Rechazaron por segunda vez nuestro ofrecimiento y, cuando se alejaron las dos, a Jon se le notaba un cuerpo casi enfermizo. Cuerpo de Blues.

Nadie habló del tema aunque algo empezó a flotar en el ambiente. Decidimos irnos a casa, era necesario evitar un tercer encontronazo. Eran más de las tres, y alguien propuso pasar antes por una pastelería, un pequeño garito que abre a esas horas saltándose todas las normativas municipales. Jon nos acercó con el coche de la puerta rota, pero al llegar decidió no quedarse. Con el cuerpo que llevaba y la noche de pesadilla que estaba padeciendo era lo mejor que podía hacer. No me importaría saber qué canción quiso escuchar. Quién sabe. Lo que yo no podía prever es que mi noche también se iba a complicar.

Para entrar en la pastelería hay que bajar tres escalones. A la derecha hay dos mostradores separados entre sí por un espejo de medio metro de ancho que va del suelo al techo. En el mostrador del fondo, más parecido a una barra de bar, había varias personas sentadas en banquetas altas dando media espalda a quienes entrábamos. Al bajar las escaleras, mis ojos se dirigieron hacia el espejo, que reflejaba los rostros de algunas chicas. La que más cerca estaba del espejo y de mí, quizá al sentirse observada o al notar movimiento detrás de ella, también se fijó en el espejo y cruzamos nuestras miradas. Yo me quedé paralizado como una imagen de vídeo congelada, y a ella se le abrieron mucho los ojos. Yo pensé "¿es o no es?", y creo que ella debió pensar algo muy similar. Se giró bruscamente hacia mí, y yo exclamé hacia adentro "¡ES!".

No, no era MK... Era Sara, su amiga y compañera de trabajo. La chica que tres años atrás prometió llamarme para hablarme de los problemas de MK que ella no conseguía compartir conmigo. La misma que incumplió aquel compromiso. A ti te he ido desmenuzando en nuestras cartas las últimas veces que estuve o hablé con ellas, pero para refrescarte la memoria (la mía estaba asombrosamente fresca en ese momento por la escena de la estampa) te diré que la última vez que hablé por teléfono con MK fue en febrero de hace dos años, cuando rechazó mi invitación para ir a un concierto. Hacía tiempo que no hablábamos y es la última vez que he escuchado su voz. Posteriormente la llamé por su cumpleaños, le escribí un christmas y la llamé el día de Nochevieja, pero no tuve respuesta ninguna de las tres veces. Había visto a Sara por última vez hace casi tres años, en agosto; un encuentro casual que ya te conté para dar pie a la historia de la última ocasión que he visto a MK, en septiembre de aquel mismo año, en vísperas de su cumpleaños, cuando nos besamos apasionadamente una calurosa noche de viento sur. ¿Te suena todo esto, XX? Es mi pasado, pero dentro de veinte y de cuarenta años seguirá ahí, por tanto también es mi futuro.


[FLASHBACK]   ...Pasaron las semanas y se acercaba el ocho de septiembre, su cumpleaños. Suponiendo que ese día estaría ilocalizable preferí llamarla tres días antes. Como casi siempre, cogió el teléfono su hermana y MK no estaba. Me sorprendió llamándome a la mañana siguiente, y debido quizás a lo específico de la llamada conseguí una cita. Quedamos a las diez de la noche de un día entre semana; era la única opción porque ella salía del trabajo a esa hora.

Climatológicamente era un día muy especial. Restos del huracán "Luis" estaban llegando al Cantábrico y hacía un calor pegajoso con vientos estremecedores y el cielo despejado. Un día entre un millón.

Tomamos unas cañas mientras charlábamos y, sin darnos cuenta, alcanzamos ese punto de sinceridad que te embriaga a partir de la tercera o cuarta cerveza. Hablamos de temas que nunca habíamos tratado, al menos con tanta franqueza; hablamos entre carcajadas de las insinuaciones (presiones) que por separado nos ha hecho Sara para que terminemos siendo pareja, de lo bien que nos sentimos estando juntos... Aunque la verdad es que yo no conseguía entender casi nada, con MK siempre tengo esa extraña sensación de que me falta algún dato importante, algún dato que ni la cerveza consigue arrancarle de la boca.

Hacia la una y media salimos de la zona de bares y nos acercamos hasta el principio del Paseo de La Concha. Con la de veces que me he quedado embobado contemplando la bahía, creo que nunca la había visto tan impresionante: noche cerrada, con la luna brillando en medio del cielo y del mar, rabiosamente encrespado por los vientos tórridos y huracanados que de vez en cuando obligaban a cerrar los ojos, reteniendo así en la retina el espectáculo que teníamos delante. La presencia de MK le daba al momento el último toque romántico, y las ganas de besarla fueron enormes... Aunque controlé mis impulsos.

Ante lo furioso del mar, MK hizo un comentario que avivó todavía más mis tentaciones: "Es curioso imaginar lo tranquilo que estará el agua por debajo, estando como está en la superficie". No supe callarme y repliqué: "Entonces está exactamente al contrario que yo". "¿Y eso?", inquirió maliciosamente MK, que había entendido perfectamente lo que acababa de escuchar. Yo jugué a ver hasta dónde era capaz de hacerse la despistada: "Pues quiero decir que aquí hay demasiada bahía, demasiada luna, demasiado viento sur... demasiada MK como para estar indiferente por dentro". Ella ganó la partida cerrando los ojos contra el viento y manteniendo un silencio sepulcral. Cuando volvió a hablar fue para pedirme que la acompañara a la parada de taxis.

Llegamos paseando hasta la Plaza de Guipúzcoa, uno de los parques más cuidados de la ciudad. MK calzaba unos zuecos y, de un salto, aprovechó la complicidad nocturna para pisar descalza la hierba de un jardincillo. XX, el cuerpo me estallaba por dentro. Cuando salió del jardín y se volvió a calzar, la cogí por la cintura, la estreché contra mí y nos dimos un beso enorme, uno de los besos más extraordinarios que he conocido. En algún lugar del mundo, y coincidía bajo nuestros pies, dos almas eran felices. Quedaba redimida para siempre la decepción del ya remoto primer beso.

De vuelta a la realidad, caminamos totalmente callados durante unos segundos que estuvieron a punto de hacerse muy largos. Desconozco qué había pasado o pasaba por su mente. La mía era ocupada una vez más por la duda de no saber qué problemas le impedían mostrarme su interior, habiendo sido capaz de regalarme un beso como aquel. Rompí el silencio con una pequeña tontería: "¿Tú crees que nos habrá visto Sara?", y MK respondió divertida y me abrazó. El taxi la esperaba a escasos metros. Nos despedimos con dos besos y una caricia en las manos, y entrando en el coche elevó la voz para decir: "Te llamo".   [FLASHBACK]



Yo le di un abrazo y ella me dio dos besos. Sara me presentó a una amiga, una compañera de trabajo de MK y de ella, que pasó a llamarse Ainhoa. Yo exclamaba, con un fortísimo cosquilleo interior, la cantidad de tiempo que llevábamos sin vernos, y Sara repetía palabras parecidas. Sentí una alegría inmensa, XX, inmensa. Veía de reojo cómo mis amigos se compraban sus bollos, así que yo también cogí uno. Algo más sosegado empecé a hablar con ellas, y enseguida me vi abocado a preguntar por MK. Al hacer mi pregunta, o mejor dicho, cuando Sara contestó, se detuvo...                    ...el tiempo, o quizá fueron mis ganas de detenerlo. Y es que su respuesta, con un repentino tono triste, casi un lamento, fue: "Juancar, MK se casa". Yo vacié mis pulmones: "¡¡¡¡¡¿¿QUÉ??!!!!!". Y ella repitió con los ojos hinchados: "Juancar, MK se casa el veintiuno de junio". Impresionado como pocas veces he podido estarlo, no me salían las palabras: "No me jodas, Sara, no me jodas", y Sara se limitaba a asentir demostrando un dolor que, como tres años antes, yo no alcanzaba a entender.

Ainhoa, la amiga, se había mantenido al margen, pero supo intervenir al apreciar la súbita caída del ánimo de Sara. "Apuesto a que tú eres 'El profe', ¿no?", y yo intentaba inventarme una sonrisa mientras Sara respondió que sí moviendo la cabeza. Lo volvió a intentar: "Me lo he imaginado, lo he sabido en cuanto te he visto por el espejo". Qué cosas tiene la vida, XX, qué cosas, con la de veces que tú y yo hemos hablado de la magia que esconden los espejos. Ya no recuerdo más frases más o menos textuales, pero por la conversación que mantuvieron supe que en algún momento yo debí ser bastante famoso por sus círculos cercanos. Ainhoa había quedado con un amigo en una discoteca cercana y aprovechó la ocasión para dejarnos a solas y seguir con sus propios planes.

Más calmados, dimos rienda suelta a nuestras emociones y empezamos a conversar sobre la anunciada boda de MK. Y entonces Sara, sin querer, me rompió el corazón en millones de pedacitos chicos.

Con un rostro casi fúnebre pero con firmeza en el habla, me dijo que no entendía por qué se casaba, que realmente no le quería y que dudaba si él la quería a ella. Me dijo que MK había llegado a reconocerle que se arrepentía de su decisión, que en el fondo no quería hacerlo, y que si pudiera retiraría todas las invitaciones. Me dijo que el novio es un celoso de mierda, me dijo que en su familia no era bien acogida, me dijo que sabía que no iba a ser feliz con él, pero que se conformaba porque se había cansado de luchar después de tantos años arrastrando el peso de su hogar desde que su madre había muerto. Me dijo que yo llegué a ser la persona clave, la que podía haber cambiado todo, pero que MK no se atrevió a dar algunos pasos. Me dijo tantísimas cosas... Me dijo que se arrepentía de habérmelo contado, pero me dijo que no habría podido callárselo. Me dijo que el domingo iba a estar con MK y que no quería decirle que me había visto, pero me dijo que no sabía cómo se lo iba a ocultar. Me dijo tantas cosas que no llegué ni a oír...

Atrás te he adelantado que mi noche se alargó. Ajenos a lo que yo estaba viviendo, mis amigos se fueron a casa convencidos, paradojas de la vida, de que me había encontrado con una medio novia, y le di mi pastel a uno de ellos pues, la verdad, no me estaba entrando. Sara y yo nos quedamos solos y dimos un largo paseo desmenuzando los viejos recuerdos. Se disculpaba una y mil veces por haber desaparecido, por no haber sido capaz de cumplir su palabra, pero yo le quitaba importancia. Más allá de la curiosidad por querer saber o la incertidumbre ante lo que se había convertido en una espera interminable, creo que yo tampoco me habría entrometido en la vida de nadie, y menos en la de alguien tan especial para mí como llegó a ser MK. Lo que Sara no sabía es que MK también había intentado abrirme las puertas a sus secretos, que también había prometido llamarme, pero que tampoco había conseguido descolgar el teléfono.

Acercándonos al futuro, el reloj avanzaba hacia las seis. Recordé entonces lo caprichosos que son los hilos que tejen eso que nos empeñamos en llamar destino, y le relaté a Sara la situación de la estampa que me había sucedido hacía unas horas. También le dije –y tú sabes que es cierto- que desde que conocí a MK no ha habido un solo día en que no me haya acordado de ella. En fin, tuvimos ocasión y ganas de hablar muchísimo. Poco a poco llegamos a la misma parada de taxis en la que me despedí de MK aquel día de septiembre de hace tres años. Nos abrazamos, Sara montó en un taxi y se fue.

Yo caminé despacito hasta mi casa, serio y cabizbajo; riéndome en ocasiones acordándome de las palabras de Jon, pensando en qué pedazo de canción escribiría en ese momento si yo supiera tocar la guitarra.

El sábado desperté con un terrible dolor de cabeza y un humor sombrío. Después de comer me quedé despierto en mi boudoir y recapacité sobre las sorpresas de la noche anterior. Llegué a la conclusión de que era una historia ciertamente curiosa, merecedora de una gran canción. Todo reaparecía ante mí de manera irreal y fantasmagórica, como salido de un sueño intenso, pues yo no podía hacer nada en ningún sentido. No puedo llamar a MK, no puedo ni debo hacer un gesto que comprometiera algo tan respetable como su decisión de casarse. Y tampoco es un asunto que yo pueda desahogar con nadie concreto, ya que nadie de mi alrededor actual ha oído jamás el nombre de MK. Te ha tocado a ti conocer la historia, XX, gracias por estar ahí, gracias por acompañarme en la distancia.

Olvidaba contarte que el sábado, cuando me abrumó la necesidad de escuchar alguna canción, hice sonar a todo volumen "HOW COME U DON'T CALL ME ANYMORE", esa ignorada joya de Prince que alguien pondrá de moda algún día. Y lloré. Algo se me vino abajo por dentro como una torre de naipes, como aquella triste y lejana noche en que saltaron mis últimas lágrimas tras el funeral por el hermano de mi amigo Asier. No lloré porque MK se vaya a casar, eso me importa muy poco (yo siempre supe, siempre supimos, que ella tenía novio), lloré porque Sara me aseguró que no va a ser feliz, y lo que es aún peor, Sara dice que MK lo sabe. Y en cuanto pasaron los cuatro minutos de la canción, cambié por completo de registro y me dejé seducir por la fascinante guitarra de un concierto del 87; porque aunque llegué a creerlo... el tiempo nunca se detiene.

Sara me dijo que el domingo le pediría a MK que me llamara, pero ya es jueves y no lo ha hecho. Y dudo que lo haga, a quién podría interesar esa llamada. Yo tampoco voy a llamar a Sara, ya hemos removido y actualizado los recuerdos y para mí es suficiente haber obtenido algunas respuestas. Sí, seguiremos así, querida XX, cimentando nuestro futuro mejorando nuestro presente, puliendo nuestro pasado. Los recuerdos van y vienen, irán y vendrán. Lo de hoy es mañana y es ayer; mañana será ayer y será hoy; ayer fue hoy y fue mañana. Todo puede ser intercambiable, todo tiene respuesta, tan sólo hay que saber hacer la pregunta correcta. Quizá hoy es MK la que está esperando mi llamada. Quién sabe, yo sólo sé que todo es posible en un mundo cuyo tiempo nunca se detiene.


JCHO-DMSR

Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

Rulng

Quiero leer más, más, más... [smiley=book2.gif]

 ;)

DMSR

En la mesa, los fascículos 1 y 2  8)
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

Babyknows

Gracias por "editar" y que podamos seguir leyendo del tirón!  :-*

I believe that we don't have to change friends if we understand that friends change.   http://www.myspace.com/soulvigilantes

Pablo

 Grande D.M!   8) 8) 8)

Que siga nomas!

pablo

DMSR

Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

Rulng

¡Expléndido! Con esta última entrega sí que has conseguido de verdad crear la URGENCIA...  ;D

La impaciencia me corroe, no puedo esperar a saber qué pasa a continuación  ;)

DMSR

Y van cuatro. La 'baja' de Mike me ha dejado "cuerpo de blues". La entrega de hoy va por él.
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

DMSR

Historia terminada. La última entrega quiero dedicársela a CAT por la conversación que hemos mantenido esta tarde  ;)  Quiero agradecer a Shockadelica la ayuda que (como tantas veces ya) me prestó sin pedir nada a cambio para ayudarme a hilar algunos fragmentos de este relato  :-*

A quienes hayáis seguido los fascículos o a quienes lo leáis ahora de tirón, gracias y que aproveche. Y a ti, PRiNCe_, espero de verdad, como dije el martes cuando empecé la publicación, que te haya gustado mi regalo tanto como a mí me gustó el tuyo. Un abrazo de DMSR  [smiley=cool4.gif]
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

Enric

Joder tio, que chungo se queda el cuerpo despues de leer los ultimos paragrafos. Ademas, debe existir la magia de la musica, porque recien terminada la lectura tan solo me apetece escuchar blues (palabra de honor), y ya tengo en mis manos un recopilatorio de Etta James para volver a entristecerme recordando tu historia (¿o tu futuro?) mientras suenan las inmortales "At last", "I´d rather go blind" o "Stormy weather".  :'(

DMSR

Enric, esta es una historia muy antigua. Si quieres situarla en el calendario, prueba a poner "huracán Luis" en la barra del google  ;)  Y yo, para 'momentos blues' procuro forzar la máquina y hacer sonar Funk hasta darle la vuelta; a mí me funciona.
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

cat

#11
 Muchas gracias por la dedicatoria  ;)
(no andaba yo muy desencaminada  ;D)

Nunca se sabe lo que puede pasar en el futuro; quién sabe, la vida a veces da unos giros inesperados.

Y otra vez, un placer leerte. :)

openbook

Gracias DMSR por abrirte de esa manera.   :-*

Es curioso, hay un algo en los amores que "pudieron y no fueron" que los hace más puros. En fin....
Well, if happiness was standing at your door
I mean tell me what would you say?

Rulng

Leerte ha sido un deleite para mis sentidos  :)

Lo mejor de todo es que tu historia ha puesto en funcionamiento mi oxidada base de datos de recuerdos incompletos... y los paralelismos entre lo que cuentas y alguna experiencia propia no han tardado en llegar. Como bien dices, el "pasado" se ha hecho "presente" por un instante. Los pequeños detalles olvidados e inconexos del pasado parece que cobran ahora sentido, muchos años después. Seguro que podrás imaginar lo maravillosa que es esta sensación de recuperar un recuerdo, no perdido pero sí difuminado en el fondo de la memoria...

"Escuchándote" me has brindado la oportunidad de reafirmar muchas teorías hilarantes sobre la naturaleza humana que pululaban en mi mente y, sobre todo, me has hecho pensar en muchas cosas en las que no había reparado y que, de ahora en adelante, incorporaré a mi humilde forma de entender este mundo y las cosas que en él pasan.

Un millón de gracias  ;)


Babyknows

 [smiley=smitten.gif] como siempre....  [smiley=cool4.gif]

;D  :-*

I believe that we don't have to change friends if we understand that friends change.   http://www.myspace.com/soulvigilantes

DMSR

CitarSabes muy bien como y cuanto me gustan las
historias de amor, sobre todo las de amores imposibles como
la que has compartido con todos nosotros. No permitiré
aproveches mis debilidades para despacharte con un relato
tan breve,  sigo esperando el próximo.  ;D

Obviando la critica literaria, que no huyendo de ella (te mando
un pv) me atrevo a decirte que he echado de menos un poco
de pasión, condimento esencial de cualquier amor y sin lugar a
dudas ingrediente esencial en un "amor imposible".   ::)


Gracias por tu aplauso y tus palabras, pero aprovecha que es un relato tan breve para volver a leerlo y decirme dónde has visto/deducido que ésta sea una historia de amor o amor imposible. Intenta ser la historia de una gran amistad y de un deseo puntual... Pero si eso es lo que a ti te ha inspirado me parece estupendo, me hace creer que mi trabajo tiene algo de 'arte' y que como tal se desarrolla de distintas maneras según el cristal con que se lea.
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

DMSR

Citarhe echado de menos un poco
de pasión, condimento esencial de cualquier amor y sin lugar a
dudas ingrediente esencial en un "amor imposible".   ::)

Clík aquí (dos rombos abstenerse menores)


Para intentar compensar esa carencia de pasión que has echado en falta en mi relato, aquí tienes un 'bonus'  ;)  Ésta sí es la historia de un amor imposible (aparentemente, vaya  ;D)  Es una de aquellas historietas que escribí en el 97 y que cito en "Blues", confío en que te guste  ::)


DULCE NIÑA RAQUEL

En la tienda del Sr. Martín los niños compran caramelos,
Buscan un ratito dulce, ese sabor tan bueno.
Naranja, limón, menta, fresa o anís;
Todos pagan en la tienda del Sr. Martín,
Aquí son baratos los buenos momentos.
Todos pagan excepto Raquel,
Dulce niña de sonrisa perenne.
Trece años, labios de siete y mirada de diecinueve.
Los martes y los viernes Raquel viene
A comprar un caramelo de frambuesa.
Siempre llega tarde, a punto del cierre.
No necesita pedir nada,
Le basta con entrar y sonreír;
Raquel ilumina la tienda con su sonrisa,
Su golosina ya está preparada.

¿Aceptará que hoy le pague?
Siempre dice la dulce niña Raquel.
Dulce niña Raquel, responde el Sr. Martín,
Tu sonrisa es más dulce
Que todos los dulces que te puedas llevar.
Tú puedes coger lo que quieras,
Sólo tienes que entrar
Y sonreír,
Y tener cuidado con la cremallera.

La dulce niña Raquel sonríe, se va contenta;
Volverá el martes y el viernes.
La dulce niña Raquel se va contenta,
Y el Sr. Martín ni te cuento
Con qué sonrisa cierra la tienda.



DMSR  8)
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"