Prince en La Luna (suplemento semanal de El Mundo)

Iniciado por irresistible bitch, 19 Abril 2004, 01:12:57

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irresistible bitch

En el suplemento de El Mundo de este viernes: La Luna, sale un artíkulo de Prince titulado: "Expediente Prince". "De Principe a mendigo".

Es un artíkulo negativo en el ke se afirma ke su karrera está akabada a pesar de sus intentos de relanzar su karrera a un públiko masivo y dicen ke ni de koña y así en efekto es, pero no por nada sino por el hecho de ke el públiko de masas no está hoy para kalidades komo las del peke y no tanto por ke flojeen sus diskos aktuales (en lo komercial y alegan además en lo artístiko-donde más ponen el dedo en la llaga- así dicen de su último disko "Musicology"), vamos ke esta peña no se ha parado a pensar ke kualkiera de los idolitos aktuales no llegarán a las excelencias de Prince ni en seis karreras musikales en seis vidas,y esto siguiendo su estela porno-kalentorra de manera deskafeinada e klaramente imitativa).

Esta kaida por parte de la prensa-o sus intentos-de gente ke ha kontribuido tanto a la kultura pop es muy lamentable porke kreo ke basan muchas de sus ensalzamientos a la aktualidad per se a pesar de la tremenda mediokridad de la músika de ahora (esta misma publikación ensalzaba a límites inverosímiles a uno de los niñitos mimados del marketing Justino Timberlake de kuyo disko último afirmaban ke hay sonidos innovadores de vanguardia (puede llegar a ser pero desde luego no se deben en todo kaso al moñas en kuestión, para nada! ).

El artíkulo rekonoce ke ha hecho diskos klaves en el pop (los tópikos de SOTT...) para luego añadir ke el trajín ke se trajo kon el Símbolo tenía mucho de chorra pues a pesar de aparecer en muchos aktos públikos-musikales kon la palabra slave en la mejilla no era en absoluto tal esklavo de las dsikográfikas kuando había pedido a la Warner (kreo) tener un puesto destakadísimo en la kompanía. A esto rekonozko ke no le falta su parte de razón, pero es ke a mi entender esta movida del simbolo tiene también un komponente personal-espiritual (pseudo?) y ke aparece explikado al final del rekopilatorio del video de Three Chains of Gold.

En lo ke también estoy de akuerdo además es ke el chiko tiene últimamente demasiadas ínfulas preportentillas (en plan mega diva) y faltas de autokrítika en su obra sobre todo en eso de ke se dice ke todo lo ke hace a mansalva sea impekable (pero insisto, por muy malo ke sea siempre será mil veces mejor-al menos  ;D- de lo perpetrado por los recientes idolillos ke se kedan en el teen pop (malo, por cierto).

Pero en fin komo ya he dicho es muy injusto ke la prensa machake a viejas glorias de esta forma y menos en favor de estos niñat@s, kago en tó! >:(

Ah, konkluyen diciendo ke a sus 45 takos vive de las rentas del pasado (en el sentido de ke nada suyo aktual merezka la pena) y kede >:( konfinado al merkado de nosotros sus fieles fans, mira tú! Anda y ke les den !

"Los pies en la tierra y la cabeza en las estrellas".

toratora

Aqui esta dicho articulo...esta claro que el periodista no es muy objetivo


Expediente Prince
CAÍDA EN DESGRACIA. Era un creador de pop excitante con fama de genio y ventas masivas, un provocador en los edulcorados años 80, un icono sexual... Pero tras una década cuesta abajo, Prince parece hoy una mala imitación de sí mismo, consumido por el ego y la confusión. La próxima semana publica el primer disco bajo su nombre en 12 años, su último intento por volver a triunfar
 
JAVIER BLÁNQUEZ
  
 Prince
    
 

EL FANTASMA. Ha vagado tanto como ánima en pena en los últimos años que ver de nuevo a Prince como centro de atención sobresalta (¡uh!) un punto, como si su regreso fuera la aparición de un espectro que creíamos olvidado para siempre. Pero claro, tras su sonora decadencia tenía que venir lo inevitable cuando la industria del espectáculo aplica sus leyes: el regreso anunciado con el intento de vender la moto de una rehabilitación artística también anunciada pero nunca confirmada. La noticia es que Prince vuelve a ser Prince en este 2004 con Musicology, el primer elepé que graba con su nombre artístico en 12 años y no con ese símbolo cripto-religioso e impronunciable que se inventó cuando se le cruzaron los cables y decidió que a partir de aquel día (1992 y The Love Symbol Album, o como demonios se llamara el disco jeroglífico) iba a firmar como Prince su tía.

La mala noticia es que Musicology está muy lejos de sorprender o excitar. Suena antiguo y soso, casi parece una colección de descartes. Es su mismo estilo de siempre, con baladas, pop y funk grueso, pero sin el punch de sus tiempos gloriosos y con un primer single, Cinnamon Girl, que no dice nada.

Podría parecer que toda esta década Prince no ha sido Prince. Es decir, lo que se dice Prince, lo ha sido siempre, pero para el caso, desde que se rebotó con Warner por no ceder el sello a los caprichitos del nene, ha sido NPG, New Power Generation, The Symbol, The Artist Formerly Known As Prince, TAFKAP y el susodicho garabato. Sin embargo, el chaparro de Minneapolis no ha parado de grabar, de editar y de proclamar que sigue siendo un genio y que, cuando le dejáramos de verdad campar a sus anchas y soltarse, nos íbamos a enterar. Ahora, tras el anuncio de su primera gira en seis años y de su primer disco bajo paraguas multinacional tras el fallido Rave Un2 The Joy Fantastic, que dejó bien escaldada a la mastodóntica BMG, quiere volver a ser el que era: un ídolo de masas. Sólo que lo lleva claro.

Su historia en la última década es la del Imperio Romano en los años posteriores a los del emperador Constantino: decadencia y caída. El que había sido amo absoluto de los 80 (o eso dijo David Bowie; cada uno tiene sus gustos) empezó a perder la inspiración, primero, el norte, después, y los papeles en última instancia, hasta acabar como lo que es ahora: un diminuto alfeñique con un gigantesco ego que lo fue todo pero que ahora no es nada. Es hora de explicar, en tres sencillos pasos, cómo demonios se pasa de príncipe a mendigo tan rápida y catastróficamente.

1. SOY DIOS

El ascenso de Prince Rogers Nelson fue lento al principio y meteórico a partir de Purple Rain, en 1984. Hasta entonces, no era más que uno de los muchos probables relevos de George Clinton como rey del funk. Pero giró al pop y al rock, lo masticó con música negra y letras cargadas de X, y se elevó hasta la cumbre, gracias por supuesto también a una perspicacia única para tender puentes entre estilos y públicos.

Como un corredor de maratón, nuestro taponcillo de Minneapolis fue de menos a más, entregó posteriormente Around The World in A Day, Parade, Sing o' The Times, Lovesexy y la banda sonora de Batman. Tocó su techo.

Consiguiente subidón de autoestima: en el tramo final de la década, Prince ya se ponía farruco con Warner. Verbigracia, insistió en editar el triple álbum Crystal Ball en 1987 (perdió el pulso: se editó como doble bajo el título de Sing o' The Times, su obra maestra), presionó para que no saliera a la luz The Black Album, su disco más explícitamente sexual (ganó: no se editó hasta 1994) y se montó su mansión Paisley Park, en la que se rodeaba de huríes, tipo marajá en su harén. Como un Tony Montana en la cumbre, soltando risotadas y enseñando todos los dientes, Prince se creyó Dios y, partiendo de esa condición, con derecho de darle al mundo cualquier cosa, buena o tiña, que naciera de su mente.

Tras remontar el vuelo artístico en 1991 con Diamonds And Pearls, su primer superventas tras un par de batacazos comerciales que no justificaban su multimillonario contrato con Warner, se tomó licencias que sólo alguien muy pagado de sí mismo puede permitirse.
La primera, firmar un elepé con un símbolo. La segunda, registrar legalmente en ?993 esa especie de colgante con cabeza de aguja y rabo de punta de flecha como su único nombre artístico. Prince pasaba a mejor vida. Semióticamente, se estaba convirtiendo en marca, como una Nike sin pedigrí.

El colmo de la rabieta llegó cuando Warner no consintió tolerar sus manías de niño mimado y dijo que no a incrementar el ritmo de ediciones. La protesta fue de las que pasarán a la historia universal del cinismo. En sus apariciones públicas se mostraba siempre con la palabra slave (esclavo) pintada en uno de sus mofletes e inició una batalla legal por su libertad que para muchos marca el comienzo de una nueva forma de relación entre sellos y artistas (algo así como la Ley Bosman del rock) y, para otros, un circo sin sentido más allá del de conseguir promoción extra por la vía del escándalo. En realidad, era curioso que se presentara como esclavo quien, por contrato, exigió a su discográfica ser vicepresidente honorario de la compañía y quien tenía, por aquel entonces, las mejores ventajas económicas del mundillo.

Prince sostenía que Warner coartaba su libertad, que por su cuenta podía hacer virguerías, que el público iba a enterarse de lo que valía un peine. En Warner, hartos ya de tanta tontería, decidieron ir al grano y meterle mano al tema: dos discos más y sería libre. Llegaron, y a cada cual peor: The Gold Experience y Chaos & Disorder. En el verano de 1996, ya era legalmente libre. Había logrado la ansiada emancipación.

2. COMPONGO COMO DIOS

Emancipation, precisamente, era como se llamaba el mamotetro triple que editó El Símbolo en New Power Generation Records. Se suponía que aquello tenía que demostrar que Él era una máquina de fabricar hits y de renovar estilos, aunque en realidad era un trabajo de concepto organizado en pop, funk y baladas que celebraban su reciente matrimonio con la bailarina Mayte García. Por un lado, demostró que era prolífico, pero también disperso y, una vez estallada la burbuja de su autobombo («Cuando haga las cosas a mi manera vais a ver y bla bla bla»), un compositor con el arroz pasado.

Lo que vino después fue peor, sin embargo. En comparación con el siguiente triple de descartes, Crystal Ball, Emancipation parece el nuevo testamento de la música negra (que ya pasaba por otras manos; búsquese en las estanterías de hip hop y r&b o en el último de Outkast). Poco a poco se confirmaba que la supuesta rehabilitación artística de Prince era un farol: New Power Soul, Rave Un2 The Joy Fantastic, N.E.W.S... Un descenso a los infiernos de la mediocridad sin singles, sin chispa, sin ganas de avanzar, obcecado en la falacia de que cantidad es igual a calidad.

Por otro lado, la estrategia de vender sus discos y, desde este año, las entradas de sus conciertos por internet, tampoco ha significado una gran liberación: aunque sigue forrado, necesita una distribución fuerte y un gancho comercial que le haga llegar más allá de los fans de siempre. De ahí su acuerdo con Sony para comercializar Musicology y el rescate del nombre de Prince: un grito de-sesperado de socorro.

3.CREO EN DIOS

Buena parte de su valor estaba en el atrevimiento, en cómo escribía letras cochinas y las rebozaba de funk cerdo, cómo jugaba con la moral imperante en los EEUU de Reagan y Bush padre como si fuera un yo-yó. También ha cambiado en eso. Ahora asegura que la televisión es inmoral («En los 80, lo más sexy que daban por la tele era Dinastía») y que está cargada de vídeos guarros (lo dice paradójicamente el que institucionalizó el rol de la mujer como florero en los clips).

«Mi canción Darling Nikki se consideró porno porque aparecía la palabra "masturbarse". Yo ya no soy aquél», afirma. Sí, amigas, Prince reniega de su pasado como ídolo sexual. Todo viene de su reciente conversión en testigo de Jehová, fe que abraza desde que falleció su madre y después de casarse (tras pagar un divorcio carísimo) con la fan convertida en asistente personal Manuela Testolini. Dicen que incluso los vecinos de Minneapolis se lo encuentran a veces llamando a su puerta los domingos y preguntando amablemente si quieren hablar de Dios.

«La diferencia entre el Prince del pasado y el de ahora es que antes sólo tenía ganas de clavar su cara entre tus piernas tan pronto como te conocía y que ahora prefiere casarse primero», argumentaba una tal ColdCoffee en el foro de su club de fans no oficial hace escasos días. En efecto, Prince ya no es el mismo: se cree Dios y cree en Dios, pero con su conversión se ha ido parte de la fuerza de ese minúsculo guitarrista técnicamente perfecto y más caliente que un termo, esa trituradora de sonidos y morales.

Es muy curioso que en su reaparición pública, el pasado mes de febrero en la apertura de los premios Grammy, cuando interpretó Purple Rain con la jamona Beyoncé ayudando en el dueto, ni siquiera intentara soltar un pellizco. Se ha convertido en un juguete para nostálgicos, en una máquina de lanzar discos para fans y conformarse con esa cuota. Su entrada en el Rock and Roll Hall of Fame confirma que estamos ante el pasado, ante carne de museo. A sus 45 años le ha llegado, snif, el momento de vivir de las rentas.


 

 
 
  
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toratora

Esto dice la Vanguardia

EL MÚSICO RECUPERA SU ANTIGUO NOMBRE
Prince regresa con "Musicology"
El artista claudica ante las multinacionales y ficha por la discográfica Sony

ESTEBAN LINÉS - 29/03/2004
Barcelona

Era injusto el ostracismo en el que por méritos propios y por estrategias comerciales ajenas se encontraba Prince desde hacía más de un lustro. A sus 45 años, el compositor y cantante de Minneapolis era –y es– una de las piezas irremplazables de la música popular de finales del pasado siglo y uno de los indiscutibles renovadores de los sonidos negros durante más de dos decenios. Pero sus disputas legales con su antigua discográfica, la multinacional Warner...

berarma

Claudica?? He tenido que buscar esta palabra en el diccionario a ver si había cambiado de significado. ¿Cuando harán bien los periodistas de este pais sus deberes? ¿No es al revés? ¿no han claudicado las discográficas? Creo que los términos de los contratos son radicalmente diferentes a los del resto de artistas o sus anteriores contratos, más justos para el artista diría yo. El mensaje no muy oculto es: "no os rebeleis contra las grandes empresas, vais a tener que ceder al final, dejad que os controlen". No interesa decir la verdad en este caso.
 >:(

purpleboy

Que le den x culo!!!!!!!! ese articulo estará pagado x cualquier tio gili promo de carajas de operacion trueno o algo asi   >:( >:(

DMSR

Lo malo de estos artículos es que normalmente son artículos de prensa (o sea, con intención de informar) y acaban siendo artículos DE OPINIÓN para lucimiento personal de quien los escribe. Aquí tenemos un ejemplo de cómo alguien que maneja poquísima información veraz es capaz de escribir un montón de párrafos agarrando con alfileres todos los tópicos, estereotipos, medias verdades, medias mentiras y mentiras completas que se llevan diciendo en España sobre Prince no menos de 20 años (yo conservo unas líneas del 84-85 en las que Prince ya no le gusta tanto 'como antes' al cronista. Jódete)

Me ha gustado mucho lo que ha dicho Berarma sobre el mensaje subliminal del artículo, aunque quizá estemos siendo muy generosos con el "opinante" y puede que ni siquiera tuviera tan mala idea. Vamos, que a mí no deja de parecerme un tío con aspiraciones a 'plumilla serio' que ha escuchado algunos discos de Prince, le han llegado campanas que ni él sabe de dónde le vienen y ha escrito dos folios a doble espacio. Miles de 'fenómenos' como éste viven del periodismo en este país  :P

He empezado diciendo "Lo malo de...".

LO PEOR de estos artículos de opinión es eso mismo, que consiguen el objetivo (muchas veces bastardo) de CREAR OPINIÓN. Y darle la vuelta a la credibilidad de lo leído, escuchado o visto en prensa, radio o televisión puede llegar a ser imposible. Así que, purpleboy, lo poco que nos queda es mantener la calma  ;)
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

Scandalous

#6
Bueno, ya lo había dicho en otro post, este señor empieza muy bien con su artículo. Dice ser el primer álbum con su verdadero nombre en 12 años, cuando desde el 2000 van SEIS ya, y continúa con que el PRIMER single "Cinnamon Girl" no dice nada. Aupa la información de primer nivel.

Desde luego que en una cosa sí estoy de acuerdo, el pensamiento de este hombre no es único en este país, no, está muy difundido y desgraciadamente sabido por muchos que presumen de entender de música. Este individuo, al parecer estudioso de la música dance y colaborador en varios proyectos con DJs (lo que yo decía, que estaba metido en el mundillo), tiene la misma esencia que muchos personajes españoles (J.Ruiz, Rafa Sánchez, M.Bosé, ...) que nunca supieron asumir la revelión de Prince hacia una multinacional. Y no solo ellos, sino los consumidores potenciales e incluso muchos de sus fans, que dejaron de serlo o que incluso hoy en día siguen sin encontrar explicación escudándose en la era preolímpica (a la Olimpiada de Barcelona me refiero).

Posible pensamiento/s del individuo y otros personajes:

Manda wuevos con el Prince este. Creyéndose que puede irse a su bola, ya no estaba poco pirado el mar**ón este con sus grititos, que luego en el colmo de su ego va y se cambia de nombre por un símbolo que ni se pronuncia. ¿Pero que se cree el figurita? Enfrentarse a la compañía que le dió el éxito, claro se cree que está en la cima el enano este, menudo engreido. Por supuesto que nadie le hizo caso con la gilipollez del símbolo ese y sus ridiculas protestitas, vamos que pasó al olvido totalmente, y viene ahora, rendido a la evidencia y caído de la burra a firmar con otra multinacional para que lo saque de la mierda donde él mismo se ha metido. Ahora quiere volver a ser grande, ja! tuvo que rendirse, el muy mamón se creyó que podía triunfar igual y que todo el mundo iba a seguir sus pasos. Nada, a este hay que acabar de hundirlo, nada más fácil que recurrir a la sinvergüencería por su parte de querer volver a la élite, encima queriendo ir de santo diciendo que eso del sexo era de su otra música, ja! leña al mono.

Es como lo veo, estareis de acuerdo o no, pero este pensamiento es seguro que está en la mente de muchos.

Goldenboy

Esta es la crítica que igualmente dicha publicación, en su apartados de disco realiza de Musicology:

"....Apresado en la trampa de una utópica emancipación de todo y de todos, Prince se ha dedicado en los últimos 10 años a malgastar su talento en discos autocomplacientes y absurdos, ensayando experimentos a cual más estrambótico, en los que a duras penas le siguió el núcleo más duro de sus fieles. Ahora, el artista de los mil nombres parece haber recuperado la cordura con un álbum sensato y atractivo para el común de los aficionados con criterio, quizá no todo lo brillante que cabría exigirle al autor de obras maestras del calibre de Dirty Mind y Sign O' The Times, pero sí en la línea argumental de otros grandes trabajos de su etapa en Warner. Musicology retoma las coordenadas estéticas del intérprete polifacético y versátil, una herencia luego asumida por la avanzadilla del nu soul, desde D'Angelo hasta Cody Chesnutt, y apuesta por la variedad estilística, tomando siempre como puntos de referencia el groove lubricante, el rock negro y el funk psicodélico que tan buenos resultados le proporcionaron en maravillosos discos menores como Around The World in A Day o Graffiti Bridge. Además, recupera el gusto por las canciones adhesivas, como Cinnamon Girl, y por los desarrollos barrocos y coloristas, ese difícil equilibrio entre T. Rex y George Clinton, dos de sus héroes reconocidos. Prince: el regreso. LUIS LAPUENTE ."