obama presidente

Iniciado por JavierArcanda, 20 Enero 2009, 22:12:29

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JavierArcanda

no he podido resistirme a abrir este tema porque pase lo que pase hoy hemos vivido todos, aunque sea en la distancia, un momento histórico. Algunas veces que hemos abierto temas de politiqueo hemos acabado a gorrazos, así que simplemente quería dejar constancia de lo importante del día de hoy.


Aunque Prince diga que no le ha votado porque nunca vota y todo lo demás, ¿veremos alguna canción suya en relación a esto en algún futuro no lejano? Ya le "hizo" una a Regan y otra a Bush (Dear mr man).


Hoy pensaba que probablemente pocas cosas puedan hacer que haya tanta gente feliz en el mundo como hoy...


¡¡que por fin se ha ido Bush ;D ;D ;D ;D!!



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bobby_z

Cita de: JavierArcanda en 20 Enero 2009, 22:12:29
Hoy pensaba que probablemente pocas cosas puedan hacer que haya tanta gente feliz en el mundo como hoy...


¡¡que por fin se ha ido Bush ;D ;D ;D ;D!!


;D :thumbsup:

PatricioRey

Cita de: JavierArcanda en 20 Enero 2009, 22:12:29
Aunque Prince diga que no le ha votado porque nunca vota y todo lo demás, ¿veremos alguna canción suya en relación a esto en algún futuro no lejano? Ya le "hizo" una a Regan y otra a Bush (Dear mr man).

Upload the 2 party sistem
The lesser of 2 dangers
Illusion of choice

Download their form of fascism
Nothing really ever changes
U never had a voice

Yo concuerdo al 100% con Prince, y a los q creen q con Obama se va a producir algún cambio sustancial, sólo puedo dedicarles estas risas:

:laugh4: :laugh4: :laugh4:
Do you promise the funk?

JavierArcanda

también cantaba en "Dear Mr. Man"

"Ain't no sense in voting--same song with a different name"


Y evidentemente un cambio radical no va a suceder porque siempre habrá gente con poder, gente humilde y todo lo demás. Ahora bien, entre que haya al mando del país y el ejército más poderoso del mundo un loco ansioso de guerras y de eliminar derechos sociales, y alguien que no es así, me parece un cambio brutal.
Hace poco vi un documental sobre cómo habían camciado las cosas para la gente humilde desde que Bush está en el poder, ya que ha congelado muchísimas de las ayudas asistenciales que en su día implantó Clinton, y desde luego que el cambio entre una era y la otra es tremendo.
El mundo seguirá siendo mundo este Obama o Bush. Pero a mí déjame a Obama donde está, que seguro que habrá pqueños detalles y cosas que sí mejoren.
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ibiza

Yo creo que se han puesto demasiadas esperanzas en este presidente, demasiado espera la gente de el. Supongo que habrá cosas que si podrá cambiar ligeramente, pero de ahí a hacer un cambio radical hay un abismo.

De todas formas el tiempo nos lo dirá. 

Shockadelica

Desde luego como no van a cambiar las cosas es con Bush en el poder.

Obama tiene por delante un proyecto muy difícil, pero en mi opinión el cambio es lo mejor que puede ocurrirle a Estados Unidos.
Oh baby, I really like your look
When U lay your eyes on me, U know I'm hooked
I'm waiting 2 feel your touch
Your body, your mind, and soul...
Is that 2 much?

Valkiria

#6
Lo mejor que le pudo pasar a los USA fue un candidato que se presentó hace cosa de 4 u 8 años que se llamaba Ralph Nader. Esa sí era una apuesta de futuro. Pero los demócratas (derechona) y los republicanos (ultraderecha) se ocuparon de eclipsarlo. Que conste que a mí Obama no me cae mal. Pero si alguien piensa que se va a recorrer los guetos... es que está equivocado. Ya ha dejado MUY CLARO que apoyará a la clase Media, a las que estén por debajo del corte, literalmente, que les den mucho, pero mucho mucho. Obama viene de una clase negra Alta. Harvard lo sabe muy bien, y adoctrina a sus acólitos para que el Sistema siga siendo el mismo. No estoy diciendo con esto que no sea capaz de hacer reformas. Pero poco se puede esperar de quien vive en una casa valorada en 1 millón de dólares, con sucursal en Honolulu, con todas las comodidades que un Senador USA se puede permitir.
Lo dicho, ojalá me equivoque y Obama sea esa esperanza que con tanto bombo y platillo se pregona. Yo no me lo creo. Las clases afroamericanas están obcecadas con que es el primer presidente afroamericano. También fue Colin Powell Secretario de Defensa y permitió el expolio de Irak.
No tiene nada que ver, hoy en día, la raza, para que seas un saqueador.

Por otra parte, la religiosidad estúpida del "que Dios me ayude". Si no ayuda al famélico etíope, ¿te va a ayudar a tí?
Pero bueno, visto lo visto en los últimos años, habrá que esperar a ver lo que hace este hombre. Pero, mucho me temo, que será más de lo mismo.

mecky

lo que no cabe duda es que tiene ante si una gran responsabilidad y una difícil tarea, no creo que sea nada fácil, primeramente intentar resolver la crisis económica de su país y en la que está involucrado el resto del mundo (queramos o no todo lo que pasa en EEUU nos afecta de una u otra manera) y luego está el tema de Oriente Medio. Yo creo que sí habrá un cambio "positivo" a largo plazo. Y lo que veo es que les ha dado esperanza, es como una bocanada de aire fresco para su país, ahora.....los milagros no existen, va a necesitar mucha suerte.
U + me, what a ride

ShockadelicQuake

Estoy de acuerdo con Javi y con otros en que hoy es un dia historico. Y estoy de acuerdo tambien con los que opinan que, a la larga, las cosas continuaran mas o menos igual (sino peor) que ahora.

Yo veo el dia de hoy como un matrimonio destinado al fracaso (divorcio), pero que narices, es un matrimonio, y debe ser el dia mas feliz de los dos novios, asi que que lo disfruten ellos, y en la parte que nos toca, tambien los que aunque de forma indirecta, estamos "invitados" al acto  :juggle:  :drummer:  :guitarist: :thumbsup:

Creo que a corto plazo las cosas se haran mejor, mas que nada porque Obama ha levantado la moral y ha dado esperanza a mucha gente, y eso se tiene notar. Para mi es esa gente (osea, nosotros tambien, en la parte que nos toque) los que tienen que arreglar las cosas, y no esta mal tener un icono que por lo menos en estos momentos se nos presenta modelico.

Pero a la larga volveremos a lo mismo: El unico que puede arreglarse su futuro (a largo plazo) es uno mismo, nos guste o no.

Lo que si que espero es que dentro de 4 u 8 años, cuando Obama deje de ser presidente, se vaya de otra forma a como lo ha hecho Bush. Esto no querra decir que lo habra hecho bien, simplemente que no lo habra hecho tan mal. Con esto me conformo  ;)

holyriver

EL DIA HISTORICO SERA CUANDO PRINCE PONGA EN CIRCULACION LOS 3 CDS  :sunny:

Stonecool

Simplemente por joder a cabrones como estos si ha sido historico
http://www.ultimahora.com/notas/169185-Para-el-Ku-Klux-Klan,-Obama-no-es-negro,-sino-mitad-negro   :D :D :D
Estos mamarrachos no son capaces de digerir la verdad y recurren a que es medio negro....venga hombre!Les ha ganado la partida un negro y los perros no pueden ni aceptarlo sin recurrir a barrer pa la casa
Seguramente Barack Obama sea el Capitan Coco (Negro por fuera y blanco por dentro),sera que para mi ha tenido  las elecciones a la presidencia demasiado facil(no me refiero a su lucha con Hillary)y aun me parece demasiado bonito para ser cierto,pero a pesar de todo cualquiera mejor que el loco borracho de texas.
Salud a tod@s!!!

JavierArcanda

las primeras medidas que está tomando están bastante bien, esperemos que no queden como de cara a la galería, pero ya se nota un avance, y lo dicho, que Obama me parece bueno, pero que lo mejor de todo es que Bush ha desaparecido...
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PRiNCe_

#12
"Creo que las cosas han cambiado pero el espiritu se mantiene y eso es precisoso" Neil Young



"Me presento hoy ante ustedes con humildad ante la tarea que tenemos por delante, agradecido por la confianza que me otorgan y consciente de los sacrificios realizados por nuestros ancestros.

Agradezco al presidente Bush por los servicios prestados a nuestra nación, así como por la generosidad y cooperación mostradas a lo largo de esta transición.

Cuarenta y cuatro estadounidenses han prestado ahora juramento presidencial. Lo han hecho en períodos de prosperidad y en medio de las calmas aguas de la paz. Sin embargo, de vez en cuando el juramento fue pronunciado bajo nubes amenazantes y fuertes tormentas. En esos momentos, Estados Unidos ha mantenido el rumbo no solamente gracias a la pericia o la visión de sus dirigentes, sino también porque, Nosotros el Pueblo, mantuvimos la fe en los ideales de nuestros padres fundadores, y fuimos respetuosos de nuestros documentos fundacionales.

Así ha sido. Así deberá ser con esta generación de estadounidenses.

Que estamos en medio de una crisis es bien sabido. Nuestra nación está en guerra, contra una amplia red de violencia y odio. Nuestra economía está gravemente afectada, como consecuencia de la avaricia e irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestro fracaso colectivo en tomar las decisiones difíciles y en preparar a la nación para una nueva era. Se han perdido hogares, puestos de trabajo, varias empresas debieron cerrar. Nuestro sistema de salud es demasiado costoso, nuestras escuelas dejan de lado a muchos de nuestros niños, y cada día hay nuevas evidencias de que la forma en que usamos la energía fortalece a nuestros adversarios y amenaza a nuestro planeta.

Estos son indicadores de la crisis, basados en datos y estadísticas. Menos mensurable pero no menos profunda es la pérdida de la confianza en nuestro país, alimentada por el temor de que el declive de Estados Unidos es inevitable, y que la próxima generación deberá reducir sus expectativas.

Hoy les digo que los desafíos que enfrentamos son reales. Son graves y numerosos. No serán superados fácilmente o en un corto período. Pero sepan esto, estadounidenses, ¡serán superados!

En este día nos reunimos porque elegimos la esperanza en lugar del temor, la unidad de objetivos en lugar del conflicto y la discordia.

En este día, proclamamos el fin de las reivindicaciones efímeras y las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas perimidos, que por demasiado tiempo han lastrado nuestra política.

Seguimos siendo una nación joven, pero como dicen las Escrituras, llegó el momento de dejar de lado los juegos infantiles. Llegó el momento de reafirmar nuestra fortaleza de carácter, de elegir la mejor parte de nuestra historia, de apelar a nuestras virtudes, a esta noble idea transmitida de generación en generación: la promesa dada por Dios de que todos somos iguales, todos somos libres, y todos merecemos la oportunidad de buscar toda la felicidad posible.

Reafirmando la grandeza de nuestra nación, comprendemos que la grandeza nunca está asegurada. Debe ser ganada. Nuestro sendero jamás estuvo hecho de atajos, y nunca nos contentamos con menos. No ha sido el camino para los timoratos -para los que prefieren el placer en lugar del trabajo, o buscan solamente las delicias de la riqueza y la fama.

Por el contrario, han sido los que se arriesgan, los emprendedores, los que hacen cosas -algunos conocidos, pero más frecuentemente hombres y mujeres cuyo trabajo es desconocido-, los que nos impulsaron en el largo y difícil sendero hacia la prosperidad y la libertad.

Por nosotros, recogieron sus pocas pertenencias y viajaron a través de océanos en busca de una nueva vida.

Por nosotros, trabajaron en inhóspitos talleres y se asentaron en el Oeste, resistieron latigazos y labraron la dura tierra.

Por nosotros, lucharon y murieron, en lugares como Concord y Gettysburg; Normandía y Khe Sahn.

Una y otra vez esos hombres y mujeres lucharon y se sacrificaron y trabajaron hasta que sus manos se llenaron de llagas, para que nosotros pudiéramos vivir una vida mejor. Ellos vieron a Estados Unidos más grande que la suma de sus aspiraciones individuales, más grande que todas las diferencias de nacimiento o riqueza o facciones.

Esa es la vía que proseguimos hoy. Seguimos siendo la nación más próspera y poderosa de la Tierra. Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando comenzó esta crisis. Nuestras mentes no son menos creativas, nuestros bienes y servicios no menos necesitados de lo que lo eran la semana pasada o el mes pasado o el año pasado. Nuestra capacidad se mantiene intacta. Pero han acabado los tiempos del inmovilismo, de la protección de intereses mezquinos y de la dilación de decisiones difíciles. A partir de hoy debemos levantarnos, sacudirnos la desidia y recomenzar la tarea de reconstruir el país.

Porque donde sea que miremos, hay trabajo que hacer. El estado de nuestra economía llama a la acción, enérgica y rápida, y actuaremos -no solamente para crear nuevos empleos, sino para sentar nuevas bases para el crecimiento. Construiremos las calles y los puentes, la red eléctrica y las líneas digitales que alimentan nuestro comercio, y que nos unen. Devolveremos la ciencia a su debido lugar, y usaremos las maravillas de la tecnología para incrementar la calidad de nuestro sistema de salud y reducir su costo.

Domaremos el sol y los vientos y la tierra para alimentar nuestros vehículos y hacer funcionar nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y colegios y universidades para enfrentar los desafíos de la nueva era. Podemos hacer todo eso, y todo eso lo haremos.

Ahora, hay algunos que ponen en duda el alcance de nuestras ambiciones, que sugieren que nuestro sistema no puede generar demasiados planes. Su memoria es corta. Olvidaron lo que este país ya hizo, lo que los hombres y mujeres libres pueden lograr cuando la imaginación se une a un objetivo común, y la necesidad al coraje.

Lo que los cínicos no llegan a comprender es que el suelo se ha abierto bajo sus pies, que los viejos argumentos que tanto tiempo se nos impuso ya no tienen validez. La cuestión que ahora nos planteamos no es si nuestro gobierno es demasiado grande o demasiado pequeño, es saber si funciona, si ayuda a las familias a hallar trabajo y sueldos decentes, a tener cuidados médicos asequibles, y una jubilación digna. Cuando la respuesta sea afirmativa, seguiremos adelante. Cuando sea negativa, pondremos fin a esos programas.

Y a quienes entre nosotros manejamos el dinero público se nos debe pedir cuentas -para gastar de forma sensata, acabar con los malos hábitos y ser transparentes-, porque sólo entonces podremos restaurar la vital confianza entre el pueblo y su gobierno.

Tampoco se trata de preguntarse si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y extender la libertad es incomparable, pero esta crisis nos ha recordado que, sin una atenta vigilancia, el mercado puede descontrolarse, y que una nación no puede ser próspera cuando sólo favorece a los más ricos.

El éxito de nuestra economía no ha dependido solamente de la importancia de nuestro Producto Interno Bruto, sino también de nuestra prosperidad; de nuestra capacidad para ofrecer oportunidades a quienes lo desean, no por caridad, sino porque es el camino mas seguro para alcanzar el bien común.

Para nuestra defensa común, rechazamos por falsa la opción entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros Padres Fundadores, que se enfrentaban a peligros difícilmente imaginables, elaboraron una Constitución sometida al imperio de la ley y a los derechos humanos, una norma que se ha perpetuado generación tras generación. Aquellos ideales aún iluminan el mundo, y no renunciaremos a ellos por intereses turbios.

Así, digo a todos los demás pueblos y gobiernos que nos observan hoy, desde las grandes capitales hasta el pequeño pueblo donde mi padre nació: sepan que Estados Unidos es amigo de cada nación y de cada hombre, mujer y niño que busca un futuro de paz y dignidad, y que estamos dispuestos a ejercer nuestro liderazgo una vez mas.

Recuerden que las precedentes generaciones se enfrentaron al fascismo y al comunismo no solamente con tanques y misiles, sino también con resistentes alianzas y sólidas convicciones. Comprendieron que solamente nuestro poder no podría protegernos, ni permitirnos hacer lo que quisiéramos. En cambio, comprendieron que nuestro poder es mayor cuanto mas prudente es; que nuestra seguridad emana de la justeza de nuestra causa, de la fuerza de nuestro ejemplo, y de las cualidades de la humildad y la moderación.

Somos los continuadores de este legado. Guiados por esos principios una vez más, podemos superar estas nuevas amenazas que requieren incluso un mayor esfuerzo, mayor cooperación y comprensión entre naciones.

Comenzaremos a dejar responsablemente Irak a su pueblo, y a forjar una paz duramente ganada en Afghanistán. Con viejos amigos y ex adversarios, trabajaremos incansablemente para reducir la amenaza nuclear, y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta. No nos disculparemos por nuestro estilo de vida, ni vacilaremos en su defensa, y a quienes tratan de hacer avanzar sus objetivos provocando el terror y matando a inocentes, les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no puede ser doblegado, que sobreviviremos a ellos y los derrotaremos.

Porque sabemos que nuestra herencia multicultural es una fuerza, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes y de no creyentes. Estamos integrados con todos los idiomas y culturas, llegados de cada rincón de esta Tierra, y porque probamos el amargo sabor de una guerra civil y de la segregación, y emergimos de ese oscuro capítulo más fuertes y más unidos, no podemos dejar de creer que los viejos odios deben ser superados algún día, que las divisiones tribales deberán disolverse pronto, que en la medida en que el mundo se hace más pequeño, nuestra humanidad común deberá revelarse, y que Estados Unidos debe jugar un papel para orientarnos hacia una nueva era de paz.

Con el mundo musulmán, buscaremos un nuevo enfoque para avanzar, basado en el interés y el respeto mutuos. A aquellos líderes del mundo que buscan alentar los conflictos o atribuir los problemas de nuestras sociedades a Occidente, sepan que sus pueblos los juzgarán por lo que puedan construir, no por lo que destruyan.

Quienes se mantienen en el poder a través de la corrupción, la mentira y silenciando a la disidencia, sepan que están en el lado equivocado de la historia, pero que les extenderemos la mano si están dispuestos a aliviar el cerco.

A los pueblos de las naciones pobres, prometemos trabajar con ustedes para hacer florecer sus cultivos y que fluya el agua limpia, para nutrir cuerpos hambrientos y alimentar espíritus voraces.

A aquellas naciones que como nosotros gozan de una relativa abundancia, les decimos que no podemos permitirnos la indiferencia ante quienes sufren en nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos mundiales sin tener en cuenta sus efectos. Porque el mundo ha cambiado y debemos cambiar con él.

Cuando consideramos el camino que se abre ante nosotros, recordamos con humilde gratitud a los valerosos estadounidenses, que en este mismo momento, patrullan distantes desiertos y remotas montañas. Tienen algo que decirnos hoy, al igual que los héroes caídos que yacen en Arlington a través de los tiempos. Les rendimos honores no solamente porque son los guardianes de nuestra libertad, sino porque representan el espíritu de servicio, la voluntad de encontrar un significado en algo que los trascienda.

Y en este momento -un momento que definirá a una generación- es precisamente ese espíritu el que debe habitarnos a todos.

Porque por mucho que un gobierno pueda y deba hacer, es finalmente la fe y la determinación del pueblo estadounidense lo que sostiene a esta nación. Es la amabilidad de acoger a un extraño cuando los diques se rompen, la solidaridad de los trabajadores que prefieren trabajar menos horas para que un amigo no pierda su trabajo lo que nos guía en las horas oscuras. Es el coraje de un bombero que corre hacia un edificio humeante, pero también la determinación de los padres de alimentar a su hijo, lo que finalmente decide nuestro destino.

Nuestros desafíos pueden ser nuevos. Los instrumentos con los que los enfrentamos pueden ser nuevos. Pero todos estos valores de los cuales depende nuestro éxito -trabajo duro y honestidad, valor y lealtad, tolerancia y curiosidad, lealtad y patriotismo- son antiguos. Esos valores son verdaderos. Han sido la fuerza silenciosa del progreso a lo largo de nuestra historia.

Lo que se nos pide es, pues, un retorno a esas verdades. Lo que se requiere de nosotros ahora es una nueva era de responsabilidad, un reconocimiento, por parte de cada estadounidense, de que tenemos deberes para con nosotros mismos, deberes que no aceptamos a regañadientes, sino que los acogemos de buena gana, firmes en la convicción de que nada es tan satisfactorio para el espíritu, tan decisivo en nuestro carácter, como dar todo de nosotros ante una tarea difícil.

Éste es el precio y ésa es la promesa de la ciudadanía.

Esta es la fuente de nuestra confianza: saber que Dios nos llama a dar forma a un destino incierto.

Este es el significado de nuestra libertad y nuestro credo: por qué hombres, mujeres y niños de todas las razas y religiones pueden unirse en una celebración a lo largo de esta magnífica explanada, y por qué un hombre cuyo padre hace menos de sesenta años no podría haber trabajado siquiera en un restaurante, puede ahora presentarse ante ustedes para hacer el juramento más sagrado.

Entonces, marquemos este día recordando quiénes somos y cuán lejos hemos llegado. En el año del nacimiento de Estados Unidos, en los meses más fríos, un pequeño grupo de patriotas se apiñaba, muriendo en los campos de batalla sobre las riberas de un río helado. La capital fue abandonada. El enemigo estaba avanzando. La nieve estaba teñida de sangre. En el momento en que la revolución era más incierta, el padre de nuestra nación (George Washington) dictó estas palabras para que fueran leídas al pueblo:

"Que se diga al mundo del futuro... que en la profundidad del invierno, cuando nada podía sobrevivir sino la esperanza y la virtud... que la ciudad y el país, acechados por un peligro común, salieron a enfrentarlo".

Oh Estados Unidos. Ante nuestros peligros comunes, en este invierno de dificultades, recordemos esas palabras eternas. Con confianza y con virtud, enfrentemos una vez más esas corrientes heladas, y soportemos las tormentas que puedan venir.

Que los hijos de nuestros hijos digan que cuando fuimos sometidos a prueba nos negamos a abandonar el desafío, que no nos echamos atrás ni vacilamos, y con los ojos puestos en el horizonte y con la gracia de Dios, llevamos este gran don de libertad y lo entregamos intacto a las futuras generaciones.


Barack Hussein Obama  Washington 20 de Enero de 2.009[/color]




"Compatriotas:

Celebramos hoy, no la victoria de un partido, sino un acto de libertad —simbólico de un fin tanto como de un comienzo— que significa una renovación a la par que un cambio, pues ante vosotros y ante Dios Todopoderoso he prestado el solemne juramento concebido por nuestros antepasados hace casi 165 años. El mundo es muy distinto ahora. Porque el hombre tiene en sus manos poder para abolir toda forma de pobreza y para suprimir toda forma de vida humana. Y, sin embargo, las convicciones revolucionarias por las que lucharon nuestros antepasados siguen debatiéndose en todo el globo; entre ellas, la convicción de que los derechos del hombre provienen no de la generosidad del Estado, sino de la mano de Dios.

No olvidemos hoy día que somos los herederos de esa primera revolución. Que sepan desde aquí y ahora amigos y enemigos por igual, que la antorcha ha pasado a manos de una nueva generación de norteamericanos, nacidos en este siglo, templados por la guerra, disciplinados por una paz fria y amarga, orgullosos de nuestro antiguo patrimonio, y no dispuestos a presenciar o permitir la lenta desintegración de los derechos humanos a los que esta nación se ha consagrado siempre, y a los que estamos consagrados hoy aquí y en todo el mundo.

Que sepa toda nación, quiéranos bien o quiéranos mal, que por la supervivencia y el triunfo de la libertad hemos de pagar cualquier precio, sobrellevar cualquier carga, sufrir cualquier penalidad, acudir en apoyo de cualquier amigo y oponernos a cualquier enemigo.

Todo esto prometemos, y mucho más.

A los viejos aliados, cuyo origen cultural y espiritual compartimos, les brindamos la lealtad de los amigos fieles. Unidos, es poco lo que no nos es dado hacer en un cúmulo de empresas cooperativas; divididos, es poco lo que nos es dado hacer, pues reñidos y distanciados no osaríamos hacer frente a un reto poderoso.

A aquellos nuevos estados que ahora acogemos con beneplácito en las filas de los libres, prometemos nuestra determinación de no permitir que una forma de dominación colonial desaparezca solamente para ser reemplazada por una tiranía harto más férrea. No esperaremos que secunden siempre todo punto de vista, nuestro, pero abrigaremos siempre la esperanza de verlos defendiendo vigorosamente su propia libertad, y recordando que, en el pasado, los que insensatamente se entregaron a buscar el poder cabalgando a lomo de tigre acabaron invariablemente por ser devorados por su cabalgadura.

A los pueblos de las chozas y aldeas de la mitad del globo que luchan por romper las cadenas de la miseria de sus masas, les prometemos nuestros mejores esfuerzos para ayudarlos a ayudarse a sí mismos, por el periodo que sea preciso, no porque quizás lo hagan los comunistas, no porque busquemos sus votos, sino porque es justo. Si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos que son pobres, no podrá salvar a los pocos que son ricos.

A nuestras hermanas repúblicas allende nuestra frontera meridional les ofrecemos una promesa especial: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos mediante una nueva Alianza Para el Progreso; ayudar a los hombres libres y los gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la pobreza. Pero esta pacífica revolución de esperanza no puede convertirse en la presa de las potencias hostiles. Sepan todos nuestros vecinos que nos sumaremos a ellos para oponernos a la agresión y la subversión en cualquier parte de las Américas. Y sepa cualquier otra potencia que este hemisferio se propone seguir siendo el amo de su propia casa.

A esa asamblea mundial de estados soberanos, las Naciones Unidas, que es nuestra última y mejor esperanza de una era en que los instrumentos de guerra han sobrepasado, con mucho, a los instrumentos de paz, renovamos nuestra promesa de apoyo: para evitar que se convierta en un simple foro de injuria, para fortalecer la protección que presta a los nuevos y a los débiles, y para ampliar la extensión a la que pueda llegar su mandato.

Por último, a las naciones que se erigirían en nuestro adversario, les hacemos no una promesa sino un requerimiento: que ambas partes empecemos de nuevo la búsqueda de la paz, antes de que las negras fuerzas de la destrucción desencadenadas por la ciencia suman a la humanidad entera en su propia destrucción, deliberada o accidental.


No les tentemos con la debilidad, porque sólo cuando nuestras armas sean suficientes sin lugar a dudas, podremos estar seguros sin lugar a dudas de que no se utilizarán jamás. Pero tampoco es posible que dos grandes y poderosos grupos de naciones se sientan tranquilos en una situación presente que nos afecta a ambos, agobiadas ambas partes por el costo de las armas modernas, justamente alarmadas ambas por la constante difusión del mortífero átomo, y compitiendo, no obstante, ambas, por alterar el precario equilibrio de terror que contiene la mano de la postrera guerra de la humanidad.

Empecemos, pues, de nuevo, recordando en ambas partes que la civilidad no es indicio de debilidad, y que la sinceridad puede siempre ponerse a prueba. No negociemos nunca por temor, pero no tengamos nunca temor a negociar.

Exploremos ambas partes qué problemas nos unen, en vez de insistir en los problemas que nos dividen.

Formulemos ambas partes, por primera vez, proposiciones serias y precisas para la inspección y el control de las armas, y para colocar bajo el dominio absoluto de todas las naciones el poder absoluto para destruir a otras naciones.

Tratemos ambas partes de invocar las maravillas de la ciencia, en lugar de sus terrores. Exploremos juntas las estrellas, conquistemos los desiertos, extirpemos las enfermedades, aprovechemos las profundidades del mar y estimulemos las artes y el comercio.

Unámonos ambas partes para acatar en todos los ámbitos de la tierra el mandamiento de Isaías llamado a "deshacer los pesados haces de opresión... (y) dejar ir libres a los quebrantados".

Y si con la cabeza de playa de la cooperación es posible despejar las selvas de la suspicacia, unámonos ambas partes para crear un nuevo empeño, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo bajo el imperio de la ley, en el que los fuertes sean justos, los débiles se sientan seguros y se preserve la paz.

No se llevará a cabo todo esto en los primeros 100 días. Tampoco se llevará a cabo en los primeros 1.000 días, ni en la vida de este Gobierno, ni quizá siquiera en el curso de nuestra vida en este planeta. Pero empecemos.

En vuestras manos, compatriotas, más que en las mías, está el éxito o el fracaso definitivo de nuestro empeño. Desde que se fundó este país, cada generación de norteamericanos ha debido dar fe de su lealtad nacional. Las tumbas de los jóvenes norteamericanos que respondieron al llamamiento de la patria circundan el globo.

Los clarines vuelven a llamarnos. No es una llamada a empuñar las armas, aunque armas necesitamos; no es una llamada al combate, aunque combate entablemos, sino una llamada a sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, "gozosos en la esperanza, pacientes en la tribulación": una lucha contra los enemigos comunes del hombre: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.

¿Podremos forjar contra estos enemigos una grande y global alianza ?al norte y al sur, al este y al oeste?, que pueda garantizarle una vida fructífera a toda la humanidad? ¿Queréis participar en esta histórica empresa?

Sólo a unas cuantas generaciones, en la larga historia del mundo, les ha sido otorgado defender la libertad en su hora de máximo peligro. No rehuyo esta responsabilidad. La acepto con beneplácito. No creo que ninguno de nosotros se cambiaría por ningún otro pueblo ni por ninguna otra generación. La energía, la fe, la devoción que pongamos en esta empresa iluminará a nuestra patria y a todos los que la sirven, y el resplandor de esa llama podrá en verdad iluminar al mundo.

Así pues, compatriotas: preguntad, no qué puede vuestro país hacer por vosotros; preguntad qué podéis hacer vosotros por vuestro país.

Conciudadanos del mundo: preguntad, no qué pueden hacer por vosotros los Estados Unidos de América, sino qué podremos hacer juntos por la libertad del hombre.

Finalmente, ya seáis ciudadanos norteamericanos o ciudadanos del mundo, solicitad de nosotros la misma medida de fuerza y sacrificio que hemos de solicitar de vosotros. Con una conciencia tranquila como nuestra única recompensa segura, con la historia como juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, invocando Su bendición y Su ayuda, pero conscientes de que aquí en la Tierra la obra de Dios es realmente la que nosotros mismos realicemos."


John Fitzgerald kennedy   Washington 20 de Enero de 1.961






http://www.youtube.com/v/R_nO0F4ugss



Shockadelica

Vaya! Prins ha borrado su post en el que utilizaba mis frases sobre Obama en un montaje fotográfico...;D

¿Alguien aparte de mí llegó a verlo?

Qué lástima, D!

:laugh4:
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mecky

Cita de: Shockadelica en 22 Enero 2009, 16:53:48
Vaya! Prins ha borrado su post en el que utilizaba mis frases sobre Obama en un montaje fotográfico...;D

¿Alguien aparte de mí llegó a verlo?

Qué lástima, D!

:laugh4:

Si, Shocka, yo lo vi y me sorprendió.
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JavierArcanda

los ha borrado por dos veces, porque esta mañana lo volvía a colgar...
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