Juego: la historia

Iniciado por PatricioRey, 16 Diciembre 2008, 02:07:58

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DMSR

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y solo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

PatricioRey

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y solo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7...
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eldoctorjota

#22
Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y solo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los

Chuck Romerales

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y solo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino ;D
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Madriles

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y solo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos

PatricioRey

^ axn, las reglas del juego dicen q cada uno puede agregar un máximo de 6 palabras a la historia, pudiendo postear nuevamente después de q lo hagan 3 Pobladores.

Reduzo tu aportación a 6 palabras:

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y solo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se...
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DMSR

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Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

PatricioRey

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder...
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mecky

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Chuck Romerales

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Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder satisfacer una de sus necesidades biológicas. Lejos quedaban los tiempos en que repartían latas de mejillones en vinagre ;D
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PatricioRey

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
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mecky

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Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder satisfacer una de sus necesidades biológicas. Lejos quedaban los tiempos en que repartían latas de mejillones en vinagre por las calles de la bella Florencia, donde vivieron parte de su ...
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thedawn

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Chuck Romerales

     Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder satisfacer una de sus necesidades biológicas. Lejos quedaban los tiempos en que repartían latas de mejillones en vinagre por las calles de la bella Florencia, donde vivieron parte de su perversión zoofílica bajo la supervisión de un anciano abstraido al estudio de la refracción dodecaédrica del zancarrón espasmódico ;D


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Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder satisfacer una de sus necesidades biológicas. Lejos quedaban los tiempos en que repartían latas de mejillones en vinagre por las calles de la bella Florencia, donde vivieron parte de su perversión zoofílica bajo la supervisión de un anciano abstraido al estudio de la refracción dodecaédrica del zancarrón espasmódico.

Días después, el señor decidió salir
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cat

Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder satisfacer una de sus necesidades biológicas. Lejos quedaban los tiempos en que repartían latas de mejillones en vinagre por las calles de la bella Florencia, donde vivieron parte de su perversión zoofílica bajo la supervisión de un anciano abstraido al estudio de la refracción dodecaédrica del zancarrón espasmódico.

Días después, el señor decidió salir, a pesar del diluvio que caía

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Había una vez un señor que había perdido la ilusión por seguir buscando ornitorrincos en Calasparra de Enmedio, así que decidió volver a su casa y para relajarse pensó en poner una de sus más preciadas posesiones a disposición de los niños sordomudos: el libro "Prince en Benidorm 2007", de regalo con un kilo de chocolate que había comprado en una subasta. ¿Ornitorrincos en Benidorm? He ahí un camino abierto a la seducción de la deflación del empréstito inguinal... Pero esa es otra historia, así que el señor llamó por teléfono a Telepizza para satisfacer su ilusión de aumentar unos kilitos y así poder parecerse a Santa Claus.
Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder satisfacer una de sus necesidades biológicas. Lejos quedaban los tiempos en que repartían latas de mejillones en vinagre por las calles de la bella Florencia, donde vivieron parte de su perversión zoofílica bajo la supervisión de un anciano abstraido al estudio de la refracción dodecaédrica del zancarrón espasmódico.

Días después, el señor decidió salir, a pesar del diluvio que caía, obsesionado con encontrarse con la vecinita
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

AnnieChristian

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Era tarde y sólo quedaba pizza hawaiana, su favorita, qué rica la piñita. Tanto le gustaba que pidió 7 mil para repartirlas entre todos los sexadores de pollos melancólicos de Vitigudino; siendo sólo 3, empacháronse, muriéndose dos. Resultaron ser dos impostores que se aprovechaban sexualmente de las gallináceas cuando ya llevaban demasiado tiempo sin poder satisfacer una de sus necesidades biológicas. Lejos quedaban los tiempos en que repartían latas de mejillones en vinagre por las calles de la bella Florencia, donde vivieron parte de su perversión zoofílica bajo la supervisión de un anciano abstraido al estudio de la refracción dodecaédrica del zancarrón espasmódico.

Días después, el señor decidió salir, a pesar del diluvio que caía, obsesionado con encontrarse con la vecinita pseudo intelectual árbitra de fútbol sala...
" Hay tanto que hacer y tan poco tiempo..."