Maradona _Sean eternos los laureles_

Iniciado por Pablo, 21 Abril 2004, 09:12:28

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Pablo

Asi es amigo River cuentan los visjos veedores de Futbol que siempre tuvo un juego mas vistozo que Boca, pero a no olvidar que ahi un solo Club del Mundo al que su apodo es "Gallina", ese mote historico es por la cantidad de veces que arrugo en distintas finales a lo largo de la Historia, y ni hablar de los ultimos 10 años donde Boca les ha propinado unas palizas historicas, me imagino que no sera por eso que se sientes tan identificado no??
Por ej. en esa final frente al Madrid del 2000 Ra River se le hubiese Caido la Bombachita (Como dice nuestro 10) jejejeje aguante Diego!!!!!
Y sin embargo Boca se planto como un verdadero grande en el campo y lo gano desde el comienzo al final, idem. Milan 2003, casi nada no??
Espero que no se haga lo de bianchi al Madrid pero si asi llega a hacer te aseguro que tendras que retractarte de lo que dijiste de el . Esperemos a ver que pasa!!!!
Salu2 pablo

Pablo

Ya lo tenemos entre nosotros de nuevo poblado!!!!!!!!!!!!
Guauuuuuuuuuu ............... Algunos dicen que no es dios, pero .......hace 3 dias le transplantaban el corazon y ayer estaba jugando al Golf en Buenos Aires  jejejejej Grande Gordo!
Un Incondicional (10) de corazon _...........

DMSR

#22
Pablo, aquí tienes el relato que te prometí. Muchas gracias por tu colaboración (y la de tu "amigo" Víctor Hugo -la transcripción ha quedado perfecta-) Espero que te guste, y que tarde en cobrar vida el fondo del cuento...

CUATRO PALABRAS

Abrumado por un exceso de melancolía que aún no era capaz de explicar ni acaso entender, Pablo Argento cedió a una fuerza que se reveló más fuerte que él y aquella mañana resolvió no acudir a su oficina. Momentos antes había rechazado con un beso el frugal desayuno preparado por su mujer, Natalia Garbizu, que intentaba disimular sin conseguirlo el mismo semblante afligido. Aunque la suya era una tristeza distinta: era un contagio de tristeza, filtrada gota a gota desde la piel de Pablo Argento en ocho horas de contacto ausente, mientras él estudiaba sin luz los poros del techo y ella peleaba despierta contra ensoñaciones febriles que la intentaban persuadir de que en sus entrañas se estaba gestando una nube de algodón de azúcar.

Natalia Garbizu, consciente del desvelo recíproco, había descubierto esa noche un hombre desconocido para ella. En cinco años de matrimonio era la primera vez que Pablo Argento se quedaba mudo y la primera que no conciliaba el sueño. Y aunque llegó a entenderlo tras varias horas de ósmosis, al principio no comprendía el terremoto que sacudió la espina dorsal de su marido, ni por qué había desenchufado la radio precipitadamente, en el preciso momento en que escucharon al acostarse el escueto titular de la noticia, esa noticia que no por esperable había dejado de trastocarle los ejes.

"Nunca supe que te importaran las vainas del fútbol", dijo sin pensar Natalia Garbizu, disponiéndose a dormir. Pablo Argento tardó en contestar, pero cuando lo hizo sus propias palabras le parecieron un bumerang mágico que le partió los dientes tras haber golpeado la presa: "¿Quién habló de fútbol?". Y el silencio reinó.

El despertador, insensible a los cambios del mundo, marcó la hora de hacer frente a la vida, y la vida los puso en pie. Mientras él se aseaba, Natalia Garbizu organizó el desayuno que Pablo Argento iba a rehusar. En aquel extraño amanecer, cada acto rutinario parecía renacer con nuevos significados. Ni el aroma del café recién hervido que se deslizaba desde la cocina y del que siempre presumía que era lo único capaz de ponerle en contacto con las realidades cotidianas, consiguió retenerlo más tiempo: no necesitaba comer. Necesitaba respirar.

Pablo Argento y Natalia Garbizu se encontraron, al fin, en un pasillo ineludible. Impecablemente peinado, vestido, pulcro, perfumado, titubeó en sus primeras palabras desde la imagen del bumerang: "Hoy no es fácil estar de buen humor", balbuceó, acariciándole a su mujer el dorso de una mano con la yema del dedo índice. Y se inventó un beso, y cruzaron en el último momento una relampagueante mirada que los puso a salvo de cualquier asomo de enojo. Natalia Garbizu respiró profundamente antes de hablar y se sintió reconfortada por el bálsamo del café. Quiso estar segura de que sabría decir algo que tuviera sentido en una mañana tan particular.

"Ni bueno ni malo -dijo-. Hoy no es buen día para ningún humor...". Aunque en su tardanza apenas consiguió que la oyera su marido, que ya cerraba tras de sí la puerta haciendo un ínfimo gesto de despedida con la mano. "Qué guapo va con la cara de papel", pensó con el corazón.

Natalia Garbizu ya no se sorprendía de nada. Entendió que hay ocasiones en que unos minutos son años, y que era eso lo que había ocurrido. Sintió el calambre de una vejez que en realidad estaba muy lejos y se contempló en el espejo del recibidor para mirarse a los ojos. A pesar del insomnio pudo reconocerse y sonrió: no se había visto tan joven y hermosa desde hacía mucho tiempo. El mundo recobraba su pulso y volvía a ensamblar sus piezas. Desayunó con la radio dándole los detalles evitados y perdidos la noche anterior, y se acicaló tranquilamente. Tenía un negocio que atender y un embarazo del que cuidar. Se acarició el vientre cargado de futuro, y un golpe de inspiración vino a despejar su duda de las últimas semanas. Suspiró: "Si nace niña, se llamará Esperanza".

Al ver un cielo de color malva y sentir el frío del asfalto, Pablo Argento tampoco se sorprendió al percibir que su decisión había sido común en muchos conciudadanos, que vagaban por las aceras arrastrando sus lamentos como sacas de carbón. Brazos con movimientos de molino sobresalían de corrillos humanos improvisados por personas que no se habían visto nunca. Él evitó compartir su languidez, y tras un desdibujado y taciturno paseo comprobó sin proponérselo que las calles sólo son largas cuando se camina con prisa. Llegó así hasta la costa, donde enfrentó sus ojos a un furioso oleaje que, venido del norte, consumía la playa.

El olor a salitre fue el preludio de una fugaz visión de su infancia que pronto entendió como no casual. Compungido ante tan encantador espectáculo, sintió entonces que su propio fantasma se le desprendía del cuerpo y daba vueltas en torno a él, mezclando y confundiendo en su mente recuerdos de varias vidas, esas vidas que él mismo había considerado tan remotas que nunca creyó que volvería a revivir.

La pelota rodó por la arena. Pies descalzos. Perseguido y pateado por todos los niños del mundo, ese balón es mi único juguete. Todos mis amigos están alrededor del balón. Veo sus caras, veo su alegría y la siento. Yo también me reconozco. Tantas y tantas horas durante tantos años. Aquel idilio, aquella simbiosis. El trascendente sentido del número ochocientos setenta y cinco. El patio del colegio, gastado de tanto pisarlo. La ilusión, los sueños también van detrás de la pelota. Hasta el olvido sigue al balón, que va y viene. El orgullo, las lágrimas de la pasión, de la conquista. El 10, se repite el 10, siempre. Un pueblo, un país entero, una cultura. La sangre latina cruzando océanos y penínsulas. Lo justo, lo injusto, lo incierto, lo macabro. Siempre arriba, siempre arriba con el puño en alto. Siempre la victoria, delimitando la fina línea que distingue el bien del mal. Frutos del hijo de la tierra. Y al final...

Mar y viento se multiplicaron entre sí y el estrépito que se agarró a las sienes de Pablo Argento le hizo temer que no iba a ser capaz de oír ni sus pensamientos. Se sobrepuso un instante al peso de sus recuerdos, cuando lo abordó con una desconocida violencia, disfrazado de ilusoria ola descomunal, el angustioso momento en que la noticia había salido de una radio para atravesar su cerebro; esa noticia que no era tal sino mucho más, esa noticia que había convertido cada minuto desde aquel instante en inesperada vigilia. Volvió a sufrir con las palabras escuchadas y recuperó para siempre aquellas olvidadas emociones que ahora supo indelebles. Pablo Argento sujetó su alma con las manos y se sintió el centro del universo, ajeno a que en cada rincón del país y mucho más allá de aquel mar no se hablaría de otra cosa en mucho tiempo. Malditas las cuatro palabras: "El Diego ha muerto".

"...La va a tocar para Diego. Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos. Pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el sueño del fútbol mundial. Directo al contrario, va a tocar para Burruchaga... Siempre Maradona. ¡Premio, premio, premio! Ta, ta, ta, ta, ta, taa... ¡¡GOOL!! ¡¡¡GOOOL!!! ¡¡¡¡GOOOOL!!!! ¡Quiero llorar! ¡Dios Santo! ¡Viva el fútbol! ¡¡¡¡Golazo!!!! ¡¡¡¡Diego!!!! ¡¡¡Maradona!!! ¡Es para llorar, perdónenme! ¡Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos! Barrilete cósmico, de qué planeta viniste para dejar en el camino tanto inglés, para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina. Argentina dos... Inglaterra cero. ¡Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona! Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas..."

Masticando su dolor, Pablo Argento consideró que aquel día todos habíamos muerto un poco, pero paladeó el regocijo de saberse más vivo que nunca. Sumó una tras otra las conciencias de sus vidas pasadas y deglutió varias veces las cuatro palabras. "El Diego ha muerto, Maradona vive por siempre. Sean eternos los laureles". Y con la serenidad de esa esperanza convertida en certidumbre, Pablo Argento y su propio espíritu dieron la espalda al mar. Caprichos de la memoria, embriagador viaje en el tiempo: "Ya estoy viviendo el futuro", sentenció Pablo Argento para sí mismo. Y se dirigió hacia su trabajo, despacio para que las calles fueran cortas, pensando en lo mucho que amaba a Natalia Garbizu. Y suspiró: "Le llamaremos Diego... si es chico".

JCHO-DMSR. 6-5-2004
Mi novela homenaje: "TRACK AND PRINCE"

Pablo

Fenomeno DMRS, muy inspirado lo tuyo. Me encanto!!!!!!!
Ahora espero que ese cuento no se haga realidad, jejejeje
Un saludo man, y gracias por las referencias.
ATTE: Pablo (10)

Ezer Melchsedek


Babyknows

Muy Bonito.. y en Prosa! Siempre serás el

I believe that we don't have to change friends if we understand that friends change.   http://www.myspace.com/soulvigilantes