Hala, solo hace falta leer este artículo para saber como está el mundillo de la música en este país. Lo importante son las piruetas que hace, los cambios de ropa y si se recoge el pelo o no :P
De el ABC:
Opiniones encontradas al margen sobre sus méritos artísticos, hay que recononer que si algún artista español es capaz de despertar la euforia en sus seguidores, ése es Bisbal. Ayer por la noche se desarrolló el primero de sus dos conciertos previstos en Las Ventas.
Un escenario de enormes proporciones daba cobijo al artista, acompañado por once músicos, cuatro bailarines y un equipo de luces perfectamente sincronizado. Sin embargo, la inquetud reinaba en los minutos previos al acontecimiento, ya que los nubarrones amenazadores parecían dispuestos a aguar la fiesta.
Pero fue empezar el recital, y los cumulonimbos desaparecer del horizonte, lo cual, si damos por cierto aquello de relacionar el canto con la lluvia, demuestra que el almeriense ha hecho grandes avances con su voz. Eso mismo debían pensar las 18.000 personas que abarrotaban la plaza de toros de Las Ventas, en su mayoría muchachas adolescentes que coreaban, gritaban y repetían las canciones de su ídolo.
Especialmente alteradas se mostraban cada vez que el cantante realizaba alguno de sus célebres giros, daba una patada al aire, se acercaba desafiante hasta el borde del escenario o realizaba esos movimientos pélvicos por los que, hace treinta años, hubiera tenido que dar explicaciones ante los responsables de salvaguardar la moral pública.
Primero de camisa roja, pantalón vaquero y rizos sueltos, y luego con camiseta blanca, pantalones del mismo color y tirabuzones recogidos, Bisbal fue encadenando los temas de sus dos discos editados. Ambos, por cierto, rebasan y rebosan ya la cifra de tres millones de copias vendidas. Fue intercalando los temas rápidos con los lentos, lo cual le permitía darse un respiro, ya que en los momentos acelerados no paraba de exhibir un amplio muestrario de formas de sudar.
Quizás sea éste uno de los secretos de su éxito, comparado con el de otros compañeros de la Academia televisiva, ya que cuesta imaginarse a Rosa o Manu Tenorio haciendo gala de semejante flexibilidad. Sin embargo, su discurso resulta algo más pobre de recursos, pues va poco más allá del «mira mira mira», «vamos allá» o «tú si que eres guapa». Al final, fueron dos intensas horas de «Corazón latino», «Ave María», y «Lloraré las penas», y lo cierto es que hicieron bastante felices a los allí presentes.
Y lo "mejor" es que probablemente ninguno de los 11 músicos allí presentes tuvo que tocar ni una sola nota durante todo el concierto. Milagros de la música "telequinésica".
Pero oye, que si la peña es feliz así, tampoco seremos nosotros los que les haremos desgraciados...
;D aunque yo seguiré pinchando a Prince a todo volumen para contraatacar.
"... en su mayoría muchachas adolescentes que coreaban, gritaban y repetían las canciones de su ídolo."
¿Hace falta decir algo más?
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